Cuento de tribunal

    21 dic 2019 / 11:06 H.
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    La justicia europea vuelve a dejar en evidencia al Tribunal Supremo. Esta vez, por negarle a Junqueras el derecho a tomar posesión de su escaño en el Parlamento Europeo. Una derrota jurídica del Estado español, que no es la primera en el conflicto catalán, y que se suma a la del fraude de las clausulas suelo, a la de las abusivas tasas hipotecarias, a la del tristemente caso de la Talidomida, y a otras tantas más. Aquí, ya se sabe, mucho hablar de estado de derecho y de que no hay democracia sin ley, pero luego resulta que se les ve de dónde vienen, a quienes sirven y porque les salen torcidos sus enjuiciamientos. No se les cae la cara de vergüenza cuando desde Bruselas les tumban procesos y sentencias, por ignorar cómo se debe actuar en un estado de derecho. A los miembros del TS no se les puede pedir mucha imparcialidad, porque son nombrados por los partidos políticos, pero sí se les debe exigir que al menos estudien, lean y se pongan al día en lo que se refiere a Derecho. Errores de forma e ignorancia de las reglas en los procedimientos o simplemente mala baba y poca conciencia. La justicia mueve su balanza.

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