Cualquier cosa puede pasar

14 sep 2018 / 12:00 H.

He encontrado una nueva norma para vivir y consiste en observar y en escuchar un día cualquiera un acordeón. Ayer fue cuando me crucé tan rápido con un hombre de gestos eléctricos que remolcaba en su espalda un acordeón rojo, que de repente le seguí. No tuve tiempo en apreciar si sus ojos estaban tristes o alegres. Una norma para vivir de mi cuaderno es una frase existencialista de Jean Paul Sartre: “Supongo que es por pereza que el mundo es día tras día. Hoy parecía querer cambiar. Y entonces cualquier cosa, cualquier cosa puede pasar”. Tengo una amiga que toca el piano pero a escondidas de miradas y tiene en el suelo de su pasillo, bajo un geranio rojo, una vieja y usada funda de cuero gris de un acordeón. Era su padre quien lo tocaba. Cuando él falleció, ella lo guarda consigo. Ella todos los días ve así a su padre pero no lo sabe, o sí. Ese instrumento es como un diccionario del viento, que traduce el aire, en emociones, en palabras llamadas sentimientos. Ella, también escribe sus sentimientos con el golpe de las teclas de su teclado. Seguí al hombre del acordeón rojo y descubrí que sus ojos eran grises y alegres, me senté en la terraza y deje descansar a mi cuaderno lleno de normas para vivir justo cuando él empezó a tocar el viento.