Corazón blanco

13 jun 2019 / 09:09 H.

Se habla mucho de la masa social que tiene el Real Jaén. Y es verdad que la tiene, aunque no siempre, sobre todo en los momentos difíciles cuenta con toda ella. Entonces sólo permanecen fieles los incondicionales. Y éstos son muchísimos menos. Sólo hay que conocer y, sobre todo, haber vivido muy cerca la mayor parte de la historia del club para saberlo. En los tiempos de vacas gordas todo es euforia y cuando las vacas son flacas y hay serias dificultades y sólo aguantan bajo la bandera los de siempre. Y uno de los de siempre es Antonio Segovia Anquela, mi buen amigo desde hace muchos años durante los que hemos convivido los éxitos y las miserias del fútbol jiennense. Antonio es cuatro años menor que yo. No conoció el fútbol en Peñamefécit, pero siendo un chiquillo ya iba al viejo Estadio de la Victoria, formando parte de aquella fila de chiquillos del Colegio de Santo Domingo, que entraban por una pequeña puerta que daba al fondo de vestuarios. Desde entonces, el blanco de la camiseta del Real Jaén tiñó su corazón, inundándolo de amor el club jiennense. Y ahí sigue, firme, sin decaer nunca, en las victorias y en las derrotas, contagiando con su ejemplo a otros muchos jiennenses. Desde 1997 es presidente de la Peña Deportiva Las Batallas, que va camino de cumplir sus 25 años de existencia, arropando a su club sin condiciones. Y no presume de nada. Es sencillo, comedido, más dado a escuchar que a contar cosas, con las muchas que él podría contar. La sede de su Peña, en el Estadio de la Victoria, cuenta en sus paredes gran parte de la historia del Real Jaén, con fotografías que ilustran y despiertan viejos recuerdos. A mí me gusta ir de vez cuando allí para refrescarme la memoria y saludar a amigos como el propio Antonio, Paco, Jesús, Pedro y el otro Antonio, el que siempre está de guardia en la sede. Y me gusta llevar a los viejos futbolistas que de vez en cuando nos visitan a que rememoren sus recuerdos. Antonio Segovia es un incansable embajador de nuestro fútbol y de nuestra ciudad y se desvive por atender a cualquier visitante, como recientemente hizo con Pablito. Sus peñistas son gentes amables. Aficionados como Antonio son los que hacen posible que el Real Jaén siga haciendo historia. Y eso hay que agradecerlo siempre. El sabe que le tengo gran estima y, ya que hoy es día de San Antonio, aprovecho para enviarle un fuerte abrazo. Felicidades, amigo.