Convergencias de colores

    06 sep 2021 / 17:51 H.
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    En el lenguaje popular de Jaén se dice quien paga, descansa. Tenía contraída una deuda con José Luis Capiscol Pegalajar, y con esta mirilla pago lo que debía. “Convergencias” es un hermoso ramillete de flores, primorosamente escogidas, esto es, un ramo hermoso de acuarelas de colores, que nuestro estimado arquitecto dedicó a la Catedral de Jaén, que ha hecho más grande, si cabe, la majestuosa obra de Andrés de Vandelvira, aquel maestro cantero nacido en el albaceteño Alcaraz, y que se hizo jaenero per sé y porque sí. Precisamente en el barrio de San Ildefonso tiene dedicada una calle, en la que vivió. Es complicada la acuarela de realizar, ya que como es agua con pigmentos puede correrse como lágrimas por las mejillas. Cada rincón de nuestra Catedral lo pintó, y de qué forma y manera, este arquitecto entroncado familiarmente con Torredelcampo, aunque nacido en Jaén, concretamente, en la en la antiquísima calle de los Mesones, hoy Federico de Mendizábal, aquel gran poeta madrileño que tanto quiso a Jaén. Lo reconozco, soy lego de la pintura, pero nadie me puede negar que pintura y poesía son dos inseparables primas hermanas. De ahí que considere que las acuarelas de colores de José Luis, acaso sean un conjunto de poemas llevados al pincel, que entran por la retina para quedarse en nuestros ojos un buen tiempo. Libros como “Divergencias” hacen más grande el anaquel de mis libros.

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