Confusión
Cuando la industria farmacéutica había conseguido el bálsamo que devolvía al noventa y cinco por ciento de los españoles, Sánchez incluido, el placer de dormir sin padecer insomnios todo parecía que entraba en una plácida normalidad y que el Niño Dios o los Santos Inocentes, o el año nuevo o como muy tarde los Reyes Magos nos traerían un nuevo gobierno de socialistas y podemitas avalados por los “indepes” de la Esquerra catalana. Pero de pronto la resolución del tribunal europeo dejando en evidencia a sus colegas españoles a propósito de Junqueras y su inmunidad ha provocado un nuevo cataclismo y un encallamiento en el arrecife de la confusión del buque gigante en el que viajan los problemas pendientes de resolución. Si para colmo torpes declaraciones de unos y otros, alborozos injustificados de los reunidos en el parlamento catalán golpeando como niños caprichosos la mesa de reuniones y opiniones varias de líderes más o menos de acuerdo o desacuerdo con el nuevo giro de los acontecimientos provocan en la mayoría una sensación de confusión que provoca opiniones disparatadas. La consecuencia de ello será el asentamiento definitivo del desencanto.