Con sumo disgusto

    22 nov 2021 / 17:19 H.
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    De haber estado en mis manos, los cuatrocientos euros de ayuda que se les van a dar a los jóvenes hubiesen servido para comprar robots de cocina y productos de nuestra tierra. Tendrían a su alcance aprender a cocinar y podrían, puesto que hay multitud de información, estar perfectamente alimentados sin que un ministerio tenga que gastar su presupuesto en un libro con cuarenta recetas. Se trata de comida rápida. ¿Para qué tanto correr? Pareciera que vivimos en el siglo de las prisas. Y de comida saludable. ¡Pero si millones de amas de casa alimentan a sus familias de maravilla! Está bien que un ministerio de Consumo se preocupe por nuestra salud. Por eso es inexplicable que del consumo de alcohol en la adolescencia no se diga absolutamente nada. Al contrario de lo que se ha hecho con los dulces, que se ha prohibido su publicidad, el tema del alcohol debería estar a la vista de todos para que seamos conscientes del peligro que representa. Saber lo que son los atracones de alcohol: beber mucho en poco tiempo para emborracharse rápidamente. Y así vendrá la violencia, la falta de rendimiento en el estudio, los accidentes y las malas relaciones con los demás. ¿No hay recetas para esto?

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