Cerca de tan lejos

    10 sep 2022 / 16:00 H.
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    A un anciano de 76 años con una pensión que no llega a ochocientos euros, le ha venido una factura de luz con un recargo del 14% sobre su consumo en electricidad por el “Tope precio del gas”. Se ha pasado todo el verano sin utilizar el aire acondicionado porque si solo con la vitro, el termo y la tele ya le viene largo pagar el recibo de cada mes, cómo sería entonces la cosa si lo encendiera, no le llegaría ni para malcomer. Pero de nada le ha valido porque ni con la rebaja del IVA, ni por muchas subvenciones que se inventen, ha dejado de subir el precio de la luz. Al libre mercado, ese que tanto les gusta a los políticos de la rancia derecha española y que con él se “forran” cuando gobiernan, no le importa aflojarle los cuartos a un anciano, ni a dios que se le ponga delante porque tiene como único objetivo el crecimiento económico de unos pocos sobre la inmensa mayoría, bajo la esclavitud de su doctrina. Un hombre mayor de edad hace cola en la ventanilla del banco con su recibo de luz en mano, y cuando le toca pagar lo mandan al cajero automático. Ya no le cabe ninguna duda, este sinvivir no es lugar para viejos.

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