Causalidad

    18 feb 2020 / 08:50 H.
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    El precio de la ignorancia no es a veces proporcional al coste que supone enfrentarte a ella. Es cierto que toda precaución que se tome cuando salta una alerta es poca, ya que uno apenas es consciente del riesgo que puede tener hasta que no roza con sus propias manos el límite al que se somete, y aún así, creyendo estar protegido por aquellos que dicen ser “salvadores” siente la fragilidad y la pequeñez de la existencia misma cuando ese mismo límite lo has excedido tu mismo. Es muy difícil asimilar que todas las consecuencias vienen predeterminadas por unas causas, ya sea consciente o inconsciente, entendible o no entendible, pero es la que llena ese vacío de ignorancia que escribe letra a letra cada una de las páginas de esta vida, y que al final del camino es la que imparte justicia y sienta cátedra después de las propias experiencias vividas a lo largo de los años. A estas alturas de la película he descubierto una cosa, que nada es casual, y que el enemigo no es la persona que se sienta a tu lado afrontando una situación impuesta por un lugar o una circunstancia. Enemigo es el que frivoliza y se mofa aprovechando la desvalía de un sufrimiento ajeno.

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