Carne de encuestas

11 abr 2019 / 11:22 H.

No olvidemos que en la anterior legislatura, la fallida, que duró apenas meses, el primer pacto fue el de Sánchez y Rivera, finalmente abortado porque no salían los números. Ahora, con Andalucía en el precipicio —una amiga austriaca me dice que lo que allí se denomina “extrema derecha” es pura blandenguería en comparación de Vox— del nacionalismo y la Cruzada Nacional, no se sabe muy bien qué hará Ciudadanos, un partido “nuevo” que ha llegado con vocación de instalarse, e intención de afianzarse en el poder. Lo cierto de tanto ir y venir es que nadie se puede fiar de las encuestas: Con Trump no se pudo predecir lo que iba a suceder y con el Brexit fracasaron todos los sondeos. De aquellos polvos, estos lodos. De las elecciones del 28A, no se sabe nada con fiabilidad ya que los indecisos superan el 30%, y ahí habría que estimar también otro número considerable de aquellos que engañan a los encuestadores, oficio poco científico donde los haya, puesto que si alguien de los me lee ha hecho encuestas, sabrá qué fácil es rellenar un papel como si fuera de verdad, y abultar ciertos datos, no digo ya a favor de un partido o tendencia, sino simplemente para cobrar según tantas encuestas hayas realizado. Las especulaciones, en ese sentido, se disparan aun más. Así de triste y así de sencillo. Aunque por teléfono sea distinto, y aunque se insista en la veracidad de los relatos, cada vez me fío menos y el margen de error que se suele suponer, en torno a un 3-4%, se convierte en un 10% sin decir ningún despropósito. Yo no soy optimista en estas elecciones, visto lo visto en Andalucía, aunque si el electorado progresista deja de abstenerse, y acude a las urnas, gobernará el PSOE. Lo que no sé es si con Unidas Podemos o con Ciudadanos, y aquí habría que saber quién le araña el espacio del centro, si por el lado naranja, o hacia la izquierda, por el lado violeta. Vamos a ver cuánta mentira hay en las encuestas, lo comprobaremos en dos semanas. El feminismo, que parece trasversal, se inclina hacia la izquierda. Espero que el toque de atención de Andalucía haya despertado la conciencia de lo peligros que se avecinan. Casado no sabe cómo convocar adeptos, porque parece ser que los de Vox poseen su voto cautivo, fanáticos a los que no les tiembla la papeleta cuando entra por la ranura, dispuestos a algo más que votar cuando se trata de defender sus ridículas soflamas patrioteras, la Semana Santa, los toros y la caza. Y en medio de esta vorágine, Ciudadanos ha perdido su gran caladero por la izquierda y por la derecha, se ha ido desinflando por su interés —demasiado evidente— de querer aferrarse al sillón a toda costa. La casta y la caspa, que dirían otros, una vez más con la banderita de España por insignia. Y es que un sillón es un sillón, qué leches... En medio de este trasiego quiero propuestas para crear justicia social, que expliquen dónde se encuentran los millones evaporados en la crisis, que restituyan nuestro poder adquisitivo, que suban los salarios y que refuercen los derechos conquistados. Que nos ayuden a vivir, poniéndonoslo fácil, y que salgamos con dignidad de este agujero... No siempre el hombre —y la historia es larga— ha vivido con este sistema. Durante miles de años se vivió en comunidades donde no existían diferencias sociales, ni tampoco económicas, a la hora de comer o repartir lo que hubiera.