Cambio de fase

    11 may 2020 / 16:29 H.
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    Entramos en la fase uno con prisas y a regañadientes, bien justicos de orgullo y hartos de desorgullo al ver a puñados de personas jugando con el desconfinamiento de las demás. Llegamos a una nueva fase con el miedo de no saber hacer las cosas, de no saber qué hacer, y con un ansia tremendo de llenar las calles. Ya en la fase cero hemos demostrado que durante este confinamiento la mayor parte de la población no ha aprendido nada. Lloverán las críticas en muchas cabezas a estas letras, pero si nos ponemos el corazón en la mano y miramos con ojos de justicia, sabréis que no estoy muy alejada de la realidad. Se permite salir a los y las menores, acompañados por un papá o una mamá conviviente, y resulta que muchas mamás y muchos papás se dividen a sus criaturas para salir unos metros por delante unas y unos metros por detrás otros. No entendimos bien eso de que no se podía jugar con personas que convivieran en el hogar. Tampoco el no hacer corrillos... Y eso que se trataba de aliviar a nuestros hijos. Se permite hacer deporte individual y nos tiramos a las calles como si no hubiera mañana. Tengo que decir que lo que en este aspecto he visto es que sí ha habido muchísimo deporte individual pero que las características de nuestra ciudad impiden guardar la distancia de seguridad. Las aceras son estrechas, y no solo de las calles antiguas o viejas, sino de los barrios más recientes y crecientes de nuestra Jaén. Quizás habría que mirarse esto, porque nos tiene que hacer pensar que nuestra ciudad no está diseñada para hacer caminatas, correr, patinar... sino que nuestras calles están diseñadas para el consumo. Zonas bonitas con estrechísimo acerado, y cuando el acerado se ensancha nos encontramos los árboles que tampoco dan sombra ni permiten caminar por debajo de ellos... No sé, quizás el problema no es que hayamos salido todos los ciudadanos de Jaén a hacer deporte a la misma hora, sino que nuestras calles no están pensadas para pasear, sino para transitar rápido, sin pausa, para patearlas sin pena ni gloria. Se permite salir a las personas mayores y algunos de ellos, lo digo con todo el respeto del mundo y entendiendo que estas personas necesitan estar activas y no caer en un sedentarismo que puede apagarlas, no han entendido que hay unos horarios. Desde las siete de la mañana me he encontrado señores paseando, sentados en bancos y haciendo colas. No sé, quizás haya que explicar las cosas un poquito más. Pero no hace falta llegar a esto. Casi no hemos sido conscientes de que las compras había que hacerlas distanciadas en el tiempo y no bajar a comprar cien gramos de jamón cocido, un paquete de tabaco o una pasta de chicles. Creo que es digno de vergüenza ver cómo hemos llenado los supermercados y cómo soportado colas de hasta cuarenta minutos para comprar una barra de pan... Que sí, que entiendo que necesitamos que nos dé el aire, pero que se nos olvidó que estamos luchando contra un virus, y que solo la prevención a través del confinamiento es lo único que puede pararlo. Ahora que hemos entrado en la fase uno, somos muchos los que estamos temiendo un repunte, y no solo las personas que trabajan en hospitales y demás servicios sanitarios, sino que este repunte lo olemos las personas que también queremos empezar con nuestra nueva normalidad, pero siempre y cuando se garantice que, aun estando el virus, no se trate de una pandemia. Creo que me explico. Me parece triste leer en redes las numerosas críticas por lo que pueda pasar este verano con las piscinas, los playas, los domingos en el río... De verdad que me reafirmo en que durante el confinamiento no hemos aprendido nada. El buen hacer de la ciudadanía es la única garantía para retomar la actividad diaria, el respeto a unas normas básicas de distanciamiento e higiene, el cumplimiento de ciertas normas que pueden parecer incómodas pero que deberían haberse instalado en nuestros hábitos durante los más de cincuenta días de confinamiento, son las formas en que podemos sanar lo que ahora sufrimos y evitar lo mañana podríamos volver a sufrir. Cabeza, mucha cabeza en esta fase uno.

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