Caída con redes

    19 oct 2020 / 17:12 H.
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    Hace casi un mes, el presidente de la Junta de Andalucía verbalizaba una situación que los jiennenses sufrimos con resignación y con cierto halo de conformismo: Jaén y el enorme retroceso de su actividad económica que, unido a los graves problemas estructurales de sobra conocidos, sitúan a nuestra provincia a la cabeza en cifras de desempleo, de deterioro del sector productivo y de disfuncionalidad de servicios esenciales. Cada día en la vida de cientos de pymes y de profesionales autónomos jaeneros, son innumerables los propósitos, las estrategias y los deseos por revertir una situación empresarial que se torna cada día más compleja, tratando al mismo tiempo de construir capacidades profesionales y personales, para hacer frente de manera efectiva y coherente a la incertidumbre que nos está tocando vivir.

    Un mundo más veloz, más precario respecto a la estabilidad de las cosas y agotador por el estrés que significa adaptarse diariamente. Son muchos los esforzados jaeneros inmersos en este escenario volátil, incierto, complejo y ambiguo (VICA) acrónimo que busca sintetizar el estado actual de las cosas en el mundo a través de esos términos que, de alguna manera, todos vivimos o padecemos (y que en nada tiene que ver con nuestro otro querido y con mayúsculas PEPE, de cuya honestidad, sencillez y genialidad ya disfrutan en el cielo. Vaya desde aquí mi emocionado recuerdo). Algunos de ellos son amigos, familiares, clientes o simplemente conocidos que, para tratar de capear el temporal que les supone la progresiva pérdida de facturación, la paulatina fuga de clientes o la triste imposibilidad de afrontar los pagos o de gestionar los cobros, comienzan a buscar soluciones rápidas y en muchas ocasiones erradas, al clamor de la tan cacareada revolución tecnológica. Lo hacen buscando refugio en algo que está cambiando la forma de dirigirse, comunicarse e interaccionar con sus clientes: las redes sociales.

    Es importante saber que a la hora de gestionar las redes sociales es necesario tener en cuenta cuáles son nuestros objetivos. Además, una vez que los hayamos identificado, debemos trazar una estrategia para la consecución de los mismos. Para ello es importante elaborar una buena planificación. Uno de los primeros pasos, una vez que sabemos cuáles son nuestros objetivos como marca, es definir en qué redes sociales queremos tener presencia. Y es que cada una tiene sus singularidades, por lo que a la hora de elaborar un calendario este paso es importante, ya que no debemos ir por ahí publicando sin sentido. La frecuencia de actualizaciones y la atención que prestemos a las redes sociales dependerá de los objetivos de la empresa, del sector al que se dedique, del contenido que sea capaz de generar o quiera compartir, del tiempo que se quiera dedicar, etcétera.

    El tipo de contenidos que generemos dependerá del tipo de empresa que seamos, de nuestra actividad y del sector en el que operemos. No obstante, con carácter general, hay que procurar que los contenidos sean interesantes y generen valor añadido. Es igualmente importante que una vez que tengamos en cuenta en qué redes sociales queremos estar, qué ritmo de actualizaciones queremos seguir y qué tipo de contenido publicar, lo consigamos plasmar en un calendario de programación de contenidos, y al mismo tiempo hay que ir midiendo los resultados que se vayan consiguiendo, con el objetivo de adaptar el calendario e intentar ser lo más eficaces posible.

    Estas recomendaciones no tienen sentido ninguno si no realizamos un previo análisis de nuestra competencia. Al conocerla, sabremos qué es lo que hacen bien y podremos hacerlo igualmente nosotros. Al identificarla, podremos saber qué es lo que hacen mal y no hacerlo. Es una manera de mantenernos informados con novedades, noticias u otra información de valor que solo obtendremos siguiendo a nuestra competencia. En definitiva, la observación y la conversación con todo nuestro entorno, como elemento indispensable para tener éxito sosteniblemente a largo plazo.

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