Bienvenido majestad

Me suena hasta raro, majestad, quizás porque es un vocablo tan vetusto que pareciera no ir con los tiempos que corren. Uno que por genética se emociona con cierta facilidad y que el simple hecho de oir el son del himno nacional, y eso que no tiene letra, me hace un nudo en la garganta, me siento cada vez más alejado de esa monarquía, que respeto porque está dentro de la Constitución, que yo voté en el año 1978, pero que si me dieran a elegir apostaría por una “forma política del Estado español” diferente a la Monarquía parlamentaria. ¿O es que a ustedes no les ha defraudado la familia borbónica? La historia y el comportamiento de muchos de ellos justifican con creces que mi abuelo fuese en su día militante del Partido Republicano Radical, sin entrar en más connotaciones. Ha venido usted a Jaén y le han recibido con todos los honores, con el respeto debido, porque aquí cumplimos las normas y cumplimos la ley, a pesar de que nuestras entrañas se retuercen por las injusticias, desmanes y marginación que sufre esta tierra permanentemente olvidada por el poder. Seguro que en su fugaz visita ha tenido la oportunidad de probar el mejor aceite de Jaén, ¿es bueno verdad?, pues esa es la calidad de la gente de Jaén. Solo nos falta rebelarnos ante la injusticia.