Bienvenido a la Tierra

Es el universo tan infinitamente grande que parece casi imposible que seamos los únicos en tanta inmensidad desconocida. Por lo pronto y después de explorar nuestro espacio exterior enviando máquinas hasta más allá de Venus, solo podemos asegurar que si hay alguien ahí afuera no parece que tenga ganas de conocernos. Es decir, que no da señales de vida y estamos más solos que la una, aunque muy bien acompañados ya que más de ocho millones de personas pisamos a día de hoy la Tierra. Vivimos en un mundo confuso de extrañas paradojas e incertidumbres que parece haber perdido la cordura. Por un lado la superpoblación en las grandes urbes, la hambruna, el consumismo y el abandono de zonas rurales y pueblos vacíos, por otro lado la deshumanización de la conciencia, la incultura, las redes y el metaverso. Y en mitad de esa balanza, buscando el equilibrio en un ecosistema casi vencido, está aquello que no podemos manipular: plagas, seísmos, pandemias y todas las desgracias derivadas del cambio climático y de nuestra inagotable codicia. Sabemos que estamos solos, que somos muchos y aunque no está claro de dónde venimos, sabemos que no llevamos buen camino.