Bella y Bestia son

13 ene 2019 / 11:06 H.

Sí, así decía aquella clásica cancioncilla Disney que todos recordamos. Vamos a jugar, pues. Identifiquemos a esa “Bella” con nuestra perpleja sociedad y atrevámonos a ir sacando de la caja las muy variadas y sobrecogedoras “Bestias” que corretearán en el tablero tras nuestra cándida presencia. Se diría que hay bastante consenso en identificarlas, al menos teniendo en cuenta “el color del cristal con el que se las mire” y dónde se coloca nuestro interlocutor. Desde el córner izquierdo nos dicen, con pasmo y estupefacción, que un monstruo viene a devorarnos con la inusitada fiereza de los sorprendentes votos recabados. Su nombre es un monosílabo con raíces etimológicas: Vox. Ante su sola mención vibran de espanto colectivos diversos instalados en la influencia desde tiempos inmemoriales. Mas, si giramos la lente y escuchamos a los que defienden “el ángulo derecho”, la Bestia con la que nos enfrentamos tiene para ellos tintes de izquierda radical con intrincadas ramificaciones. Aquí no es tan sencillo nombrar al monstruo ya que varía de denominación según el territorio donde se instala pero es reconocido por un tiempo verbal: Podemos. Según nuestra propia ideología damos más o menos valor a estos apercibimientos, pero dichosos aquellos que son capaces de mantenerse en el filo de la navaja para no caer en los abismos ultras de uno y otro lado ya que, además, ambos lanzan pequeños tentáculos cuan si se tratara de otras bestias a las que no debemos ni queremos obviar. Algunas de ellas tienen dolorosas consecuencias: los ultra-machismos y los ultra-feminismos se nutren de opresión, desprecio, fobias y rencores cuando no —y eso es lo más deleznable— de sangre inocente y por ello merecen nuestra más potente y expresa condena. Otra Bestia que nos colocan frente a frente es la de la inmigración ilegal. Según quién la presenta nos hallaremos frente a seres humanos que buscan un futuro mejor o ante indeseables que solo anhelan subvenciones y prebendas. Una vez más hemos de fijar posturas. Para terminar de redondear la historia hay sub-bestias que, desde rincones independentistas, extienden el calificativo hacia todos aquellos que no comulgan con sus ideas. La Bella, es decir, nosotros, nos debatimos entre las visiones terribles que nos anuncian desde uno y otro lado y, en el sumun de la desesperación, llegamos a pensar que quizá tuviera razón aquel título de Muñoz Seca que, tuneado un poco para la ocasión, nos avisaba de que “los extremos se tocan”. Necesitamos una posición firme y alejada de los extremos en la que no nos zarandeen. Queremos que las bestias se apacigüen y se retiren a sus más recónditas madrigueras. Y eso, amigos míos, solo se consigue en las urnas.