Así da gusto

29 jul 2019 / 09:16 H.

Si yo tuviera que hacer alguna gestión importante no escogería para llevarla a cabo a Pedro Sánchez, porque me moriría sin ver la gestión terminada. Está bien claro que Sánchez no es muy hábil para esto de las negociaciones, sobre todo porque parece que intenta llevarse la mejor parte de los convenios. Se va julio y con él las esperanzas de que España tenga un Gobierno serio, en condiciones. Por lo que se ve el problema es que el presupuesto no llegó para hacer sillones para todos los gustos y como los políticos se pasan tanto tiempo sentados es natural que busquen un buen acomodo. Sus señorías llevan tres meses cobrando sin dar golpe y ahora se marchan de vacaciones, cobrando también. Es de esperar que al menos hagan un poco de ejercicio durante las vacaciones porque de otra manera correrían peligro de atrofiarse aún más. El lógico que cuanto más repartidos estén los votos más esfuerzo cuesta llegar a acuerdos que beneficien a todos, y cuando digo a todos me refiero a todos ellos porque en esto la ciudadanía no cuenta para nada. Por esto ha causado sorpresa y admiración que, según he leído, Ada Colau haya llegado a un pacto inmediato, rápido, sin tener un si ni un no con nadie. Ella solita ha llegado al acuerdo de subirse el sueldo un 40 por ciento. ¡Eso sí es saber negociar! La Colau no termina de definir si es independentista o no, pero para subirse el sueldo ha sido totalmente independiente. Y no es ella sola. Son bastantes los políticos, que tienen el mando de la caja, suelen beneficiarse cuanto pueden. Se benefician ellos y echan una mano a sus familiares y amiguetes colocándolos en chiringuitos oficiales que no sirven para nada, algo de lo que en Andalucía se sabe bastante. No extraña que sea la clase —sin clase— política una de las causas que más preocupan a los españoles. Es una especie en plena decadencia. No hay más que echar una mirada a los escaños del Parlamento para darse cuenta. Y podíamos mirar más cerca, aquí mismo, en nuestro Ayuntamiento donde han venido sucediendo cosas increíbles, lamentables, desastrosas, como ese abandono del Archivo Municipal. Todo un ejemplo de ineptitud, de falta de responsabilidad, de conciencia, de la que tal vez, además de algún político, tenga culpa algún funcionario apático, indigno de ocupar un puesto en la Administración. Pero como a los políticos si se les pide cuentas no las dan, pues, nada. Así da gusto.