Amanece que no es poco

Y además no es al revés, como sucedía en la homónima del insigne José Luis Cuerda. Porque por lo demás, como en la película, todo lo que viene sucediendo últimamente en el circo político es tan chocante que, aunque curados de espanto, todavía nos produce sobresalto, extrañeza, risa o indignación. Lo de la risa es por no llorar. Martes 28. Parlamento andaluz. Que un político reconozca un error ya es raro, pero que además lo haga en tan magna casa, sin previo aviso a los suyos que se quedaron boquiabiertos, y después lo haya ratificado, ya lo borda. “Yo me equivoqué y Pedro Sánchez acertó”, dice ahora Susana Díaz, pero se refiere a 2016, al defender la abstención del PSOE en el Congreso para dejar gobernar al PP que había ganado las elecciones. Vaya por Dios. Entonces yo también me equivoqué desde este mismo diario al vitorear su postura por anteponer el Estado al partido. Justo lo mismo que critico que no hayan hecho PP y Ciudadanos. Pero que se hayan equivocado estos no quiere decir que nosotros estuviéramos equivocados, como piensa otro barón, García-Page, que no vira ni se calla ante lo que vamos viendo. En fin, lo entiendo, soplan otros aires y no está usted en la misma situación. Que ahora, para volver a subirse al carro, hay que hacer la pirueta de abrazar el populismo sanchista. Andalucía bien vale una incoherencia. Además, ¿qué importa una incoherencia en política hoy en día? Que se lo digan a los personajes que completan la esperpéntica secuencia del 6F: el presidente del Gobierno español es recibido con honores de estado por el presidente catalán, un inhabilitado para la Justicia española. El argumento es el diálogo. Loable. La escenificación, el momento, los interlocutores y la temática no pueden ser más pagasillones o de pequeñonicolás, según se mire, y deprimentes por ello. ¿Y este es el espejo en el que usted se quiere mirar ahora, doña Susana? Entremedias hay más escenas. Por espacio solo me voy a referir a ese diputado letón que llega para cuestionar la justicia española y los españoles le pagamos la cama. No sabemos si las copas. Pues eso que solo nos falta que amanezca al revés, pero la película no ha acabado.