Amancios de la agricultura

    19 feb 2020 / 08:56 H.
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    Cuando un problema se enquista por la incapacidad de la política, prisionera del poder económico, no hallará solución porque al propio poder económico, verdadero y único jefe sobre la gobernanza, no le interesa solucionarlo ya que contraviene la táctica constante del capitalismo salvaje que, con la complicidad de todos los gobiernos, ejecuta sobre el planeta sus políticas neoliberales. La economía global la tienen estructurada de forma que la microeconomía del mundo, individuo a individuo, no tiene potestad para decidir nada de nada sobre su construcción sólida y, mucho menos, sobre la defensa de los intereses legítimos de la propia microeconomía. Esta realidad afecta a los sectores; primario y secundario. Y menos mal que la agricultura escapa a la más importante variable de la economía del siglo XXI, la deslocalización de las empresas. Su práctica, en cuanto al asentamiento de las tierras de cultivo del país de las Españas, no es posible. De serlo, los patriotas más patrios, los “Amancios” de la agricultura, (terratenientes), no dudarían emprender la deslocalización de sus cultivos, con terrenos incluidos; llevándoselos hacia los países del mundo en donde los salarios fueran muy, muy bajos, no existiera la seguridad social, no paguen impuestos, no existan derechos para los trabajadores. Gracias a que la tierra, latifundios o pequeñas vegas, está donde está, cada terrón en su sitio, donde tiene que estar y en su origen fue dispuesto por el propio planeta Tierra. Las mujeres, andaluzas de Jaén, que han levantado los olivares de esta tierra jiennense, y lo han hecho de rodillas, recogiendo la aceituna en sus duros y fríos suelos, junto a braceros y pequeños agricultores: nada le importa al capitalismo sin rostro. En el olivar de Jaén el problema persistirá, y cada vez más negro. Sopena que los que no importan agarren de una vez por todas el problema y firmemente adquieran el control absoluto del olivar. Va desde prescindir de todos los intermediarios del mercadeo, disponer la tierra, plantar el plantón, cultivarla, recolectarla y, sobre todo, el total del envasado de aceite dispuesto para la venta y su absoluta comercialización, botella a botella, nada de cisternas. Es la solución.

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