Al alba

    29 mar 2020 / 14:12 H.
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    En estos momentos, emitir una opinión puede resultar una temeridad tanto para el que la emite como para el que la acoge, el que más y el que menos tenemos la sensibilidad a flor de piel, y nuestra visión de la realidad puede estar alterada por múltiples factores que nunca antes habíamos sufrido de una forma tan global. Estamos a prueba, nos jugamos en estos días y los venideros nuestra valía como raza, aunque suene un tanto desmesurado. En las situaciones límite es cuando emerge todo lo bueno y todo lo malo que cada uno encierra en lo más recóndito de nuestras distintas naturalezas, aún sin sospechar que lo conservábamos en estado latente. Las redes sociales están saturadas de reflexiones de todo tipo, algunas de ellas, atizando la confusión, la discordia y el miedo, más que aportando ideas luminosas ante esta oscuridad, o armas para combatir a este enemigo invisible. El miedo nos hace imprevisibles, y nuestro equilibrio mental se puede ver afectado por informaciones tóxicas que socaven nuestras defensas. Entiendo que en estos días el debate político debería quedar excluido, creo que sería lo más razonable, aún por aquellos que ejercen la oposición ante el presente gobierno, tiempo tendremos de hacer balance de los errores y aciertos que se han producido en esta caótica situación, creo que nadie está en posesión de la razón ante esta bruma que nos envuelve, nadie debería sacar tajada del caos. Estamos viendo que todos los sectores profesionales y laborales están aportando su grano de arena, algunos con más riesgo que otros, pero cada uno en su medida colaborando para que este país no se paralice. Cabría a posteriori, reconsiderar estos valores, y evaluarlos al alza. Miles de pequeños y medianos empresarios, así como grandes empresas, se están viendo seriamente afectados y eso va a requerir de unas medidas de restablecimiento muy complejas que cualquier gobierne que tenga que asumirlas necesitara del apoyo de todos los partidos, esperemos que impere la cordura y la sensatez, y sobre todo la buenas voluntad. Podemos sacar buenas conclusiones de este triste encierro, en nuestras manos estará sopesar lo más razonablemente posible lo que se está viviendo, no volvernos olvidadizos con todo lo positivo que estamos viendo en esta sociedad en situación límite. Habrá que huir en un futuro de los falsos predicadores, seguramente tendremos más instrumentos para detectarlos, espantar a los fantasmas y embaucadores, que lamentablemente me temo seguirán existiendo, esperemos combatirlos después de esto con mejor criterio. Pensemos con renovado optimismo en un futuro mejorable, a sabiendas que después de la oscuridad, asistiremos al alba, alba

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