28-F como siempre, no

    24 feb 2021 / 09:53 H.
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    Veo la campaña institucional del 28-F y se me cae el alma a los pies y no por la falta de bandera: un señor con pinta de Griñán de andar por casa, una mujer despreocupada, ambos de brazos cruzados y casi carcajeándose, y una niña casi borrada por Andalucía libre, España y la Humanidad. Debajo una exhortación: “Pongamos Andalucía de nuevo en marcha. Como siempre hemos hecho”. No, por favor. ¿Qué hemos hecho? ¿De qué han servido la efusión de banderas blanquiverdes en los colegios y los himnos a voz en grito, sintiendo cada palabra (andaluces, levantaos), y crearnos una identidad obligándonos a mirar de Jaén para abajo y a pensar que Sevilla nos queda más cercana que Ciudad Real o Albacete? Estamos igual o peor. Seguimos siendo la provincia con mayor tasa de paro y nuestros alumnos los de más bajo nivel, pero conformes con las migajas que se inventaron del paro agrícola. Agradecidos y callados. Resignados. Comprados. Ninguneados por Madrid y por Sevilla. Solo cuando sentimos el amor propio pisoteado si se nos hace tan a las claras como la vicepresidenta cordobesa de tan escasas luces políticas (adiós mister Marshall), o cuando echamos cuentas y vemos que el precio de nuestro aceite da apenas lo comido por lo servido (qué tiene que ver la base de Rota para que los americanos pongan aranceles al aceite), entonces nos revolvemos y nos echamos a la calle. Protestas cívicas. Puntuales. Sin trascendencia. A destacar la valentía de algún político como el alcalde de Jaén oponiéndose a la injusticia venga de quien venga. Más de estos y menos Susanas amoldables. Lamentablemente siempre olvidamos para volver a nuestro cometido que es votar con las migajas en mente. Rectifiquemos: menos tesis identitarias, menos exaltaciones folclóricas y más insistir en la educación. Transmitir a nuestros jóvenes que nadie tiene que venir a sacarnos las castañas del fuego, que nuestra tierra tiene potencial. Pero para salir del atraso endémico se requiere, además de políticos altruistas de talla, el esfuerzo de cada uno de nosotros por ser cada día mejor, más culto, más emprendedor y más consciente y crítico con la realidad que nos rodea para poder cambiar una inercia que nos hunde. Y trabajar sin descanso por esa causa. Como siempre no, por favor, como nunca.

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