Autorretrato
Al ser una persona invidente, no puedo ver claramente una fotografía sujeta entre mis manos. No obstante, voy a hacer un autorretrato con palabras de la imagen de esa foto, que aún conservo en mi memoria visual. He elegido una muy bien guardada, rescatada del archivo memorístico de mi cerebro.
La imagen que visualizo es de cuando era una joven de unos veintiséis años. Rubia, de piel clara, con los ojos ligeramente arrugados por el sol, y con un jersey rojo y negro de manga larga. Aparezco retratada de la cintura para arriba. Y me acompaña mi hermana menor, que por entonces tenía veinticuatro primaveras. La veo como una morenaza de pelo largo, negro y rizado, con ojos oscuros también arrugados por la luz, más bronceada que yo, y con su jersey verde esperanza. Está muy pegada a mí y cogidas de la mano, aunque eso no se ve, recuerdo perfectamente cómo nos sujetamos para mantener el equilibrio sobre las grandes piedras de la sierra. La entrañable foto nos la hizo mi querido padre, “que en paz descanse”, un día soleado en pleno mes de abril, durante un breve viaje de peregrinación al cerro de la Morenita, desde la capital hasta la sierra, para visitar su basílica. La foto refleja la unión entre dos hermanas, inocencia, despreocupación...
Éramos estudiantes universitarias y nuestra única preocupación era estudiar y aprobar los exámenes. Esta foto tan tierna es un gran recuerdo de aquella época dorada de nuestra juventud.
ANA CACHINERO / Jaén
Hoy once de mes
Hoy once de mes, escribo en honor de la Virgen de la Capilla, patrona de Jaén y Alcaldesa Mayor de esta ciudad. Y escribo con especial devoción pues todos los once de cada mes recordamos la gracia que tuvo Jaén con el glorioso Descenso de la Virgen María, allá por el año 1430, para socorro y amparo de nuestros mayores. El próximo 27 de noviembre se celebra el día de la Medalla Milagrosa y qué mejor ocasión para recordar hoy Once de Mes esta extraordinaria devoción mariana. La Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl es una sociedad femenina que fue fundada el 29 de noviembre de 1633, San Vicente de Paúl y Santa Luisa de Marillac con el fin inicial de dedicarse al servicio corporal y espiritual de los pobres enfermos. Actualmente es una sociedad al servicio del prójimo, especialmente de los excluidos y marginados. Establecieron su “casa madre” en la ciudad de París, y fue aquí donde en la noche del 18 al 19 de julio de 1830, Catalina Labouré, una novicia de veinticuatro años, nacida en la Borgoña, de una familia de labradores acomodados, fue despertada por la voz de un niño de cinco años que le invitó a seguirle hasta la capilla del convento. La Virgen acudió allí y se sentó en el sillón que usaba el sacerdote en sus pláticas a la comunidad y se dirigió a la novicia para decirle que el buen Dios deseaba encargarle una misión. Posteriormente, el 27 de noviembre del mismo año tuvo lugar la segunda aparición; la Virgen le pidió a la novicia que creara una medalla con una imagen determinada: la Virgen estaba de pie sobre medio globo terráqueo, aplastando con sus pies una serpiente, y salían de sus manos abiertas, cuyos dedos llevan anillos de piedras preciosas, unos rayos de un brillo bellísimo. Esos rayos son el símbolo de las gracias que María consigue para los hombres. Después Catalina vio cómo se inscribía en semicírculo una invocación, hasta entonces desconocida, escrita en letras de oro: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti” y dijo la Señora: “haz acuñar una medalla según este modelo. Las personas que la lleven con confianza recibirán grandes gracias”. La medalla se acuñó en 1832 y, tras distribuirse, se le atribuyeron numerosos milagros, lo que le valió el nombre de Milagrosa. Una de las apariciones mas conocidas es la acaecida en la Basílica de Sant Andrea delle Fratte, de Roma el 20 de enero de 1842, Alfonso de Ratisbona, banquero judío y ateo, presenció una aparición de la Virgen María en esta basílica. Según su relato, la Virgen apareció exactamente como está representada en la Medalla Milagrosa; el mismo escribió “La Virgen no pronunció ninguna palabra, pero yo lo comprendí todo... experimenté un cambio tan completo que creí ser otro, la alegría más ardiente brotó del fondo de mi alma; no podía hablar... no sabría dar cuenta de las verdades de las cuales había adquirido conocimiento y fe”. Esta aparición motivó la repentina y profunda conversión de Alfonso al cristianismo, se hizo sacerdote católico y dedicó su vida a la labor misionera y a la difusión de la devoción a la Virgen María. Desde entonces, la Basílica de
Sant’ Andrea delle Fratte ha sido un lugar de peregrinación al que acuden innumerables personas a rezar, inspiradas por las numerosas gracias y milagros presenciados y concedidos a los fieles. En esta fiesta de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa, esperemos que el testimonio de Alfonso de Ratisbona haga más profunda nuestra fe en la Virgen María, especialmente en este año jubilar de la Esperanza, como signo poderoso de la intercesión de Nuestra Madre María ante su Hijo, Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. ¡Oh María sin pecado concebida, te pedimos que por medio del Espíritu Santo la fe se arraigue y consolide en todo el pueblo cristiano! ¡Oh santísima Virgen de la Capilla, oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti!
MIGUEL SÁNCHEZ-GASCA / Jaén
¿Venirse arriba?
Lewandowski anotó tres goles en su regreso a la titularidad. El Barça ganó 2-4 al Celta con una segunda parte de más control... pero todavía el vértigo le lleva a errores imperdonables en defensa. Aún queda mucho...
FAUSTINO LASARTE GÁRATE
Empresa 2040
Imaginemos por un momento cómo serán las empresas dentro de quince años. Probablemente convivirán dos realidades muy distintas. Por un lado, habrá actividades económicas con numerosos empleados y salarios precarios. Aunque por decreto se haya reducido la jornada laboral a 37,5 horas semanales, los ingresos de muchos trabajadores seguirán sin permitirles una vida digna. En contraste, existirán empresas que habrán adoptado plenamente tecnologías como la inteligencia artificial, la robótica y la automatización. Estas organizaciones, con un número reducido de empleados, ofrecerán jornadas laborales de apenas tres días y medio a la semana y salarios considerablemente más altos. Esta visión no es mera especulación. Según declaró recientemente Jamie Dimon, CEO de JPMorgan Chase, en el American Business Forum de Miami, la tecnología transformará el trabajo de manera profunda y desigual. La brecha entre las empresas del pasado y las del futuro será, sin duda, fuente de tensiones sociales y económicas. Mientras tanto, las instituciones públicas de nuestro país parecen permanecer ancladas en el pasado, sin una estrategia clara para anticiparse a los cambios que ya se avecinan.
PEDRO MARÍN USÓN