Regenerando la política
Desde el año 2007 la crisis se cierne sobre el sufrido ciudadano, las penurias de todo tipo castigan el modo de vida y la propia dignidad de una clase media que ve como el esfuerzo y capacidad ya no son sinónimos de calidad de vida. El tesón implementado por la sociedad española es abrumador y por fin parece que se ha tocado suelo.
Este alivio de luto se une al anuncio de un proceso de regeneración política que el mismo presidente del Gobierno se encargó de difundir recientemente. Parece que ha llegado el momento de que el esfuerzo de los sufridos electores se vea compensado por una política que racionalice el gasto y optimice los recursos. La sorpresa no puede ser mayor cuando al anunciar las medidas no aparece por ningún sitio la mencionada racionalización u optimización. La medida estrella pasa por el nombramiento como alcalde al candidato de la lista más votada, dicha disposición no creo que aparezca entre las 500 primeras necesidades de los ciudadanos y si parece privilegiar de forma notoria al partido que la propone. La miopía política sorprende doblemente cuando cualquier tertulia tabernera consensua medidas con más sentido común. Algo que no parece difícil en una administración con 4 niveles que se solapan continuamente, con plantillas sobredimensionadas donde aparecen administraciones paralelas con miles de contratados que nadie sabe muy bien a qué se dedican. Un país donde hay 82 universidades (ninguna de ellas en el ranking de las 200 mejores) con planes de estudios poco o nada integrados en las necesidades sociales. Un desbordante número de políticos divididos en 17 mini reinos donde construyen sus feudos rodeados de un séquito de asesores y conseguidores que favorece todo tipo de corruptelas. Infinidad de cuerpos policiales que carecen de sinergia y multiplican el gasto en recursos. Cualquiera podría continuar el listado con el solo requisito de tener ojos en la cara. No es de extrañar que los dos partidos con vocación de gobierno, hasta ahora, hayan perdido unos 5 millones de votos y es que la acción continua de Gobierno debe ser inherente a un coraje político ausente desde hace años.