Vivir entre los rascacielos

Noelia Illana es profesora de español en Nueva York desde finales del verano pasado. Desde entonces se ha hecho a la vida en la gran manzana mientras vive rodeada por taxis y verdaderos escenarios de películas

21 abr 2019 / 12:31 H.

Probablemente nunca se imaginó viviendo cerca de la gran manzana ni rodeada de escenarios que recuerdan películas pasadas, pero Noelia Illana vive en Nueva York. Lleva desde agosto por motivos de trabajo y aún disfruta al levantar el brazo para pedir el taxi, como si fuese Sarah Jessica Parker de camino a una de sus glamourosas fiestas de Manhattan, cuando en realidad, va con la hora justa para coger un tren en Penn Station para ir a su trabajo un sábado por la mañana.

Tras aprobar unas oposiciones que convoca anualmente el Ministerio de Educación para funcionarios docentes consiguió una de las dos plazas que había en esta ciudad. Trabaja para el Consulado de España y su objetivo es difundir la lengua y la cultura española entre los jóvenes de las familias de nuestro país que viven residentes en Nueva York, Nueva Jersey o Washington.

“Para mí es un sueño hecho realidad. Es un trabajo muy emocionante pues enseño español a niños y adolescentes para que no pierdan el vínculo con el español, que en muchos casos es su primera lengua o la de sus padres, y con nuestra cultura, explica sobre su labor y las diferentes áreas de las que se encarga. Aunque no es la primera vez que esta torrecampeña, está en el extranjero —vivió en lugares como Roma o Padua por su Erasmus y por trabajo—, reconoce que el ritmo de vida de la gran ciudad es muy distinto con respecto al de Europa. “Es bastante más rápido. Los días parecen que se estiran y dan más de sí que en España. Al menos, esa es mi impresión. Allí amanece antes y la vida empieza más temprano. A las 8 de la mañana está todo en funcionamiento. Ir por Manhattan significa cruzarte con un devenir de gente que camina rápido y más aún en el metro”, sostiene.

Y aunque parezca que los comienzos de ir a vivir a un nuevo país puedan ser difíciles, Noelia opina que fue todo lo contrario y solo tiene buenas palabras para la hospitalidad de los neoyorquinos. Desde el principio contó con ayuda cuando se sentía desorientada por esas grandes avenidas o cuando volvía de hacer la compra. También le sorprendió su amabilidad y simpatía, ya que resulta una ciudad muy abierta y cosmopolita que cuenta con muchas personas abiertas a entablar conversación.

“Para los estadounidenses y para la gente que he conocido hasta ahora, los españoles somos siempre bienvenidos y “la marca España” es fácilmente reconocible. Por otra parte, a los neoyorquinos, igual que a los españoles, les gusta mucho la calle y disfrutan mucho de la amplia oferta cultural que la ciudad ofrece. Es fácil ver colas en un bar o restaurante cualquier fin de semana, por muy invernal que sea el día. Son personas muy activas, tanto en el ámbito laboral como en el del ocio”, sostiene Noelia.

Pero si hay algo que realmente le gusta es las posibilidades que ofrece esta ciudad, en la que la noche nunca cierra y siempre existen planes o múltiples opciones de ocio para disfrutar tras una jornada de trabajo. “Hay muchas opciones. Hacer una observación astronómica en el Museo Nacional del Aire y el Espacio de Estados Unidos con equipos de la NASA o ir a un museo como el Guggenheim y ver una exposición itinerante tan curiosa e interesante como la de Hilma af Klint”, explica. Pero no solo eso, sino que por su trabajo, a veces es como si viajase a otras partes del mundo. “Un día trabajo en Manhattan, otro en el barrio de Queens, que es como desplazarte a un país asiático como Bangladesh y los sábados voy a Newark —Nueva Jersey— que es como viajar a Portugal”, añade sobre su vida en este país.

un invierno muy largo

Cuando Noelia llegó a Nueva York era agosto, pleno verano y, aunque se enamoró del otoño por lo bonita que viste la ciudad con el colorido de los árboles de hoja caduca, el invierno resultó ser bastante difícil para esta jiennense. “El frío para mí es lo peor, aunque también es verdad que este invierno ha sido paradójicamente en el que he pasado más calor de mi vida porque en todos los locales y viviendas la calefacción es increíblemente buena. Pero la primavera se ha hecho un poco de rogar y ha sido prácticamente invernal hasta hace poco”, explica. Sin embargo, como insiste, de momento su estación favorita ha sido el otoño por todo lo que supone dentro de la ciudad. Además, señala que junto al frió el otro gran problema es el ruido ya que se escuchan constantemente sirenas de ambulancia y camiones de bomberos que emiten un sonido ensordecedor, aunque al final se hace casi imperceptible.

una vida de película

Vivir en Nueva York supone en muchas ocasiones la posibilidad de vivir dentro de una gran película en la que, en este caso, Noelia es su protagonista. Rascacielos y taxis amarillos que la acompañan mientras puede ver el Empire State —se encuentra en frente de su oficina de trabajo— o la estación central, “Grand Central Terminal”. Además, es usual encontrar rodajes de grabación en las calles, incluso a escasos metros de su propia casa, donde se encontró una casa decorada de navidad por este motivo en el mes de febrero, algo que le hizo dudar de en que mes estaba en aquel momento. Aunque reconoce que no todo es tan buenos como en las películas, lamenta no tener una lavadora y tener que ir hasta una lavandería, porque aunque lo pueda parecer, no es tan idílico y supone tener que cargar con mucha ropa hasta volver a casa.

Visitas muy especiales para sobrellevar la nostalgia de no vivir en españa
idcon=13858628;order=15

Noelia llegó en el mes de agosto a Nueva York. A pesar de ser una recién llegada y no conocer los entresijos de la ciudad, contó con la hospitalidad de los neoyorquinos desde el primer momento, un motivo por el que siempre se muestra agradecida. Además, recuerda diversas anécdotas de esos días, el primero de ellos el día que recibió oficialmente las llaves de su piso. Noelia celebró en un restaurante japonés de la esquina de su casa este importante hito, que significaba que estaba cada vez más integrada dentro de la ciudad. Además, esta jiennense también destaca que echa mucho de menos la dieta española, la de su tierra. “La comida también la echo bastante de menos porque, aunque soy de cocinar en casa, las materias primas no son iguales y nada sabe igual. Por ejemplo, los tomates de allí no tienen nada que ver con los de España y el jamón serrano “made in USA”, ni que contar”. Sin embargo, las redes sociales, videollamadas y visitas de sus amigos españoles la han ayudado a sobrellevar estos momentos nostálgicos en los que recuerda su tierra de origen.

Una noche con mucho terror y miedo
idcon=13858634;order=17

Halloween es una de las fiestas destacadas de Nueva York y, en esta ocasión, Noelia no quiso perder la oportunidad de disfrutar de este día y se disfrazó de gnoma en el desfile organizado en el barrio West Village en Manhattan. Allí conoció a ese y otros monstruos que disfrutaron de una noche terrorífica.

Planes de ocio por toda la ciudad
idcon=13858639;order=19

Una de las cosas que más gusta y sorprende a Noelia es que puede tener un plan en cualquier momento. Tanto asistir a un concierto de un grupo estadounidense emblemático como Weezer en el Madison Squeare Garden, ir a la ópera de Puccini en el Metropolitan o disfrutar un musical en Broadway.

Grandes compañeros de trabajo
idcon=13858643;order=21

Noelia cuenta con compañeros de trabajo que ya resultan ser amigos. En este caso se encuentro con ellos y con la agregada de educación, en un proyecto enmarcado dentro de ALCE (Spanish Language and Culture Programme) en Australia. En el centro aparece la mascota que forma parte del proyecto.

Casas con encanto y decoración navideña
idcon=13858647;order=23

Una de las zona residenciales de Brooklyn es famosa por contar con varias casas que se decoran con luces durante la época navideña. En este caso Noelia se encontraba con sus amigas y pasó por este lugar mágico y de película en el que incluso se organizan visitas para visitarlas más a fondo.