Una sede y tres residencias

presentadora de televisión

27 may 2018 / 12:28 H.

Edad Dorada-Mensajeros de la Paz”, asociación sin ánimo de lucro de Utilidad Pública, cuenta, desde el pasado septiembre, con una flamante sede administrativa desde la que no solo se gestionan las instalaciones que el colectivo tiene a su cargo en la provincia jiennense, sino las de toda Andalucía.

Los motivos que llevaron a la entidad a elegir la capital del Santo Reino como centro de operaciones regional responden, en parte, a una querencia shakesperiana —“¿puede uno pasar de largo ante el paisaje en el que está su corazón”, se preguntaba el gran dramaturgo inglés—: “Primero, porque el presidente, Julio Millán, es de Jaén; segundo, porque yo también soy de aquí”, manifiesta, entre sonrisas, la gerente de “Edad Dorada-Mensajeros de la Paz” Andalucía, Paqui Fuentes Rubio, que añade: “Por último, y lo más importante, ¿por qué va a estar todo fuera de Jaén?; desde aquí podemos atender a toda Andalucía como desde cualquier otro sitio”, apostilla. En palabras de Fuentes, el equipo que trabaja en la sede jiennense “está feliz” con las instalaciones, cedidas por la Diputación, que les ofrecen “un espacio amplio” en el que les es posible realizar, por ejemplo, cursos para directores de residencias, asambleas o juntas directivas, además de “encuentros de ocio y convivencia” cada cierto tiempo. “Todos los servicios administrativos están centralizados en esta sede, de manera que los directores no tienen que ocuparse de la parte burocrática y pueden dedicarse en cuerpo y alma a los trabajadores y a los residentes”.

La actividad de la asociación en el mar de olivos moviliza, diariamente, a alrededor de ciento setenta trabajadores con carácter fijo, una cifra a la que hay que sumar la cobertura de suplencias, bajas, vacaciones, maternidades y días de libre disposición. Un equipo de profesionales cualificados que se ocupan del bienestar de los 232 mayores que pasan su particular “edad dorada” en los centros de Rus —15—, Porcuna —41— o Jaén capital —Altos del Jontoya, con 176—, que cuentan con una gran parte de plazas en concierto con la Junta de Andalucía, que los deriva, y un número inferior de carácter “privado”, que incluye a “personas que pueden pagar” y a otras de las que la asociación “se hace cargo”, explica Fuentes.

La formación continua de los responsables de las instalaciones asistenciales y de los trabajadores es uno de los puntales de “Edad Dorada-Mensajeros de la Paz”, que “mira con lupa” a sus candidatos antes de asignarles la dirección de los centros: “Tienen que ser personas con estudios universitarios, que hayan hecho el curso correspondiente de Servicios Sociales y, sobre todo, que les guste el trabajo con mayores, además de asumir nuestro objetivo como propio: trabajar con proyección de futuro, hacerlo bien para que cuando a nosotros nos toque vivir nuestra vejez en una residencia, nos quieran, nos mimen y que lo hagan con profesionalidad”, expresa Fuentes, y concluye: “Nuestros directores tienen que encarnar esa filosofía, para que los trabajadores lo sientan, lo vivan y se contagien”. Para intercambiar ideas, al menos tres veces al año se reúnen en la sede jiennense: “Los directores y los trabajadores son lo mejor de “Edad Dorada-Mensajeros de la Paz”, pondera la gerente. Una forma de trabajar, un estilo común que, sin embargo, tiene en el respeto a la singularidad del residente una de sus claves, como la propia Paqui Fuentes desgrana: “Compartimos filosofía todas las residencias que ‘Edad Dorada-Mensajeros de la Paz’ gestiona no solo en Andalucía, sino en el resto de España; sin embargo, no queremos ‘uniformar’; no es lo mismo una residencia de Cádiz que otra de Jaén. Por ejemplo, a los abuelos no les gusta comer lo mismo en una ciudad que en otra, así que cuidamos que el entorno sea muy cercano al residente, lo más habitual posible”.

Teatro, música, poesía, actividades de ocio y formativas, charlas, celebraciones... y mucho calor humano. Todo es poco para que la vida de los residentes discurra gratamente, pese a los achaques de la edad y el peso de las circunstancias.

Una sede y tres residencias que, entre otras muchas iniciativas, hacen visible en la provincia la labor inconmensurable y hermosísima de una asociación cuyos méritos, solidarios y humanísticos a más no poder, cuentan ya con multitud de reconocimientos. Parabienes que revelan su excelencia en el impagable servicio que prestan a la sociedad y a los que, ahora, Diario JAÉN se une con la concesión de su más importante distinción: el Premio Jiennense del Año 2017 en la modalidad de Valores Humanos.

Así define la célebre presentadora de televisión iliturgitana la labor de “Edad Dorada-Mensajeros de la Paz”, una asociación a la que está vinculada desde hace tiempo, hasta el punto de que su popular rostro y su apoyo incondicional son ya habituales en las iniciativas benéficas que promueve el colectivo: “Los conocí hace muchos años y recuerdo con mucho cariño una llamada del padre Julio Millán para la primera cena de la asociación, que se celebró en Los Villares; tenía mucho jaleo profesional entonces, pero me llamaba con insistencia y mostraba una generosidad tan grande, unas palabras que me llenaban y me ayudaban... Desde entonces, soy una voluntaria más, una amiga”, asegura.

Feliz con la noticia de la concesión del Premio Jiennense del Año 2017 en la modalidad de Valores Humanos, Soriano agradece al Jurado y al rotativo provincial la elección: “Gracias al periódico por reconocer esa labor tan tremenda, tan importante y tan bella como es atender a las personas cuando están en esa ‘edad dorada’, que parece que se mira para otro lado, y ellas necesitan muchísimos mimos, ilusión, que se tire de ellas, que se las escuche y se las acaricie. Son increíbles, ponen el corazón”. Y añade: “Es un premio más que merecido, son personas que miran hacia adelante, y este reconocimiento lo van a agradecer mucho, les va a dar aun más fuerza, porque todos tenemos momentos en los que nos cansamos, vemos que la gente de nuestro alrededor quiere tirar la toalla, y esto les va a dar una palmadita en la espalda”.

Irma Soriano apuesta por hacer patente en la sociedad actual el trabajo de la asociación, hacia el que se desvive en elogios: “Conozco al padre Julio Millán y a los protagonistas de ‘Edad Dorada-Mensajeros de la Paz’, que hacen que estas personas mayores se sientan bien, queridas, muy arropadas y apoyadas en todas sus necesidades: ¡Ole!, necesitamos gente así, hace falta que tengan visibilidad, y este Premio Jiennense del Año de Diario JAÉN se la da”, concluye la presentadora.

“necesitamos a gente así”