Un abrazo solidario a partes del mundo sin tanta fortuna

La cooperación internacional para el desarrollo es uno de los ejes en los que trabaja la Diputación de Jaén. En los últimos años, se invirtieron 2,8 millones para acometer más de un centenar de trabajos y proyectos

12 may 2019 / 11:46 H.

Siempre se ha dicho que el mundo es un pañuelo. Más parece serlo con un fenómeno como el de la globalización. Desde que todo está absolutamente conectado, no se pueden analizar los movimientos culturales, políticos, económicos o de cualquier índole desde una óptica que encierre solo al país o región en los que ocurran. Lo que pasa en una parte del mundo ya no queda aislado, sino que, a buen seguro, tendrá su repercusión en otras zonas. Es por eso que se hace aún más necesario cooperar entre diferentes territorios para poner un granito de arena en esas regiones que no pertenecen al primer mundo.

En concreto, desde Jaén se llevan a cabo numerosas acciones. De hecho, el balance de la Diputación arroja una inversión en materia de cooperación internacional de 2,8 millones de euros desde 2015. Una cantidad con la que se ha trabajado con un total de 43 oenegés en 124 proyectos diferentes, dieciséis de los cuales respondían a situaciones en las que la emergencia llamaba a la puerta. Asimismo, la cooperación al desarrollo no es otra cosa que “echar un cable” en materia económica, tecnológica, de capital humano y de conocimiento. Unos activos que, como perteneciente la provincia a un país desarrollado, puede prestar.

Los motivos que mueven a los que se arremangan y se mojan por los empobrecidos son diferentes y de toda clase. La primera, por poner un orden, tiene que ver con la ética y la solidaridad, puesto que es del todo impensable vivir enmarcado en una sociedad derrochadora cuando existen personas —que cada vez se sienten más cerca por el mundo globalizado— que atraviesan unas carencias severas. Los recursos están y, en este sentido, solamente hay que emplearlos de una forma responsable y racional. Parece fácil, pero para ello se requieren grandes esfuerzos, ya que lo que está en juego es que todas las personas del planeta tengan unas condiciones de vida aceptables. Otra de las razones es de tipo socio-político, y es que la mayoría de estas comunidades no tienen posibilidades para salir de su situación de empobrecimiento por sus propios medios, al carecer, entre otras cosas, de tecnología o formación, así como de recursos económicos y estructuras tanto de corte político como organizativo que sean capaces de competir dentro de un mundo que, cabe recordar, cada vez se encuentra más globalizado.

Los gobiernos estatales y algunas entidades privadas fueron pioneros en el tema de la cooperación. Sin embargo, la sensibilidad por este asunto hizo que se incrementaran el número de organizaciones que apuestan por ello. Un claro ejemplo es el de la Diputación de Jaén, que cumple casi un cuarto de siglo en esto de la cooperación. La piedra echó a rodar en diciembre de 1995, cuando se aprobó la creación en pleno del Fondo provincial para la Solidaridad Internacional y la Ayuda al Desarrollo, una iniciativa que surge con una vocación clara, la de promover eso, la cooperación internacional al desarrollo de la misma Diputación. Para hacerlo, se ha colaborado durante todos estos años con oenegés, algo que supone también una línea de trabajo que brilla por su estabilidad. En esta misma línea, se articula mediante una parte importante del dinero del fondo, que se destina, asimismo, a subvenciones para la realización de proyectos de diferente índole, que en los últimos han sido unos 124, para lo que el montante total de lo destinado oscila los 2,8 millones.

Entre algunos de los proyectos acometidos por el Fondo provincial están el de fortalecimiento de la gestión ambiental mediante los recicladores instalados en Sucre, en Bolivia. También cabe destacar la descentralización en Cabo Verde y África subsahariana, donde, en este sentido, se dotó a las regiones de equipamiento operativo. En Quito, en Ecuador, los proyectos consistieron en apoyar a los más vulnerables a través de la gestión ambiental. La reforma de viviendas que se acometió en el Líbano fue también otras de las acciones que se llevan a cabo gracias al dinero que sale de la Diputación de Jaén.

En definitiva, casi incontables con los dedos de las manos y todo con solo objetivo, el de crear, o al menos intentarlo, un mundo mejor.

Todo esto demuestra que Jaén es una provincia solidaria y que, por supuesto, la colaboración de todos los municipios que la integran es cuanto menos indispensable. Lo que se hace desde los ayuntamientos y, como “gran hermano mayor”, desde la Diputación, es tender puentes para que las personas que no tienen, en ocasiones, para llevarse un trozo de pan a la boca, miren lo que está por venir con la esperanza de convertirse, algún día, en uno más dentro del club de países del primer mundo. El abastecimiento de agua, la gestión ambiental y, al fin y al cabo, la ayuda humanitaria, hacen de la provincia una tierra que luce en el exterior por su solidaridad y sensibilidad con los problemas que asolan gran parte del mundo y que preocupan a muchísimas personas.