Aprender con los mejores

SissssSissssSissssSissssSissssSis Júbilo en el cmpo del Villanueva por el ascenso del ReaSissssSissssSissssSissssSissssSis Júbilo en el cmpo del Villanueva por el ascenso del Real Jaén a Segunda B

01 mar 2020 / 18:03 H.

En Boston, en la capital de Massachusetts se encuentra desde hace tres años y medio viviendo el villacarrillense Miguel Ángel Armengol de la Hoz. Cuando le llegó la oportunidad de lograr una beca en Harvard Medical jamás pensó que llegaría a prolongarse indefinidamente, pero cogió una maleta llena de sueños e ilusión y hoy día continua su aventura en el país. “Nunca hubiera pensado que esto era para largo plazo. Mientras estaba trabajando como un investigador más, mis jefes se dieron cuenta de que además de mi labor como investigador, podía resolver necesidades no cubiertas del laboratorio de investigación a través de la ingeniería de datos como crear repositorios, gestionar bases de datos, desarrollar aplicaciones etcétera. Es por ello que me ofrecieron pasar de mi beca de cuatro meses a un contrato indefinido en la Harvard Medical School”, explica el joven acerca de las razones que han permitido que su estancia se alargue en el país.

El villacarrillense es ingeniero biomédico y trabaja como investigador asociado en el Centro de Investigación Cardiovascular del Mass General Hospital que pertenece a la Harvard Medical School. “En este departamento intento estudiar la asociación de distintas cardiopatías usando datos de pacientes de toda índole sobre ejercicio, metabolómica, epigenética, información dietética, o imágenes de ecografías. Así mismo estoy afiliado al Laboratorio de Fisiología Computacional del Instituto Tecnológico de Massachussets donde realizo una investigación que pretende optimizar el tratamiento de pacientes de cuidados intensivos analizando datos. En torno a estos datos organizamos talleres, clases y conferencias por todo el mundo”, matiza.

Durante este tiempo, el joven no ha parado de trabajar y de tratar de lograr encontrar soluciones para que los pacientes encuentren la forma de que sus tratamientos sean mejores y tengan una mayor oportunidad de mejorar su calidad de vida. “Durante este tiempo me he centrado en cuidados intensivos y en datos de cirugía cardíaca y he estado publicando en revistas como Nature Digital Medicine, Chest o Critical Care Medicine. En uno de mis proyectos con el departamento de anestesia del Beth Israel, queríamos intentar predecir a través de datos de presión arterial y cantidad de vasopresores, que son los medicamentos que nos suministran los anestesistas para subirnos la tensión cuando nos baja demasiado en el quirófano, durante operaciones de bypass cardíaco, cuál va a ser la mortalidad del paciente una vez terminada la operación”, sostiene sobre su labor y trabajo durante estos tres años y medio.

De hecho, con su experiencia a o largo de estos años, el villacarrillense apunta a que España podría ser puntera en investigaciones, más concretamente, en lugares como Andalucía. “Creo que en España y Andalucía podríamos ser punteros en este sector: puesto que contamos con uno de los mejores sistemas sanitarios del mundo y además universal, podríamos promover iniciativas que permitieran establecer un sistema nacional de datos clínicos donde toda la información médica recogida durante el tratamiento y las visitas de pacientes se analizase con el objetivo de mejorar su tratamiento”, sostiene. Sin embargo, y aunque no descarta regresar, su vida sigue en Boston, desde donde aprovecha todo lo que va aprendiendo para conseguir que el cuidado de los pacientes sea más eficiente. Eso si, como apunta su objetivo es, en un futuro, volver y poner en práctica lo que sabe. “Quisiera volver algún día para aplicar lo que aprendo aquí para mejorar el sistema de salud en España”, añade.

Raices presentes

A pesar de que siempre regresa a Jaén cuando puede, en concreto durante las navidades o las vacaciones de verano, el joven siempre lleva consigo uno de los alimentos más importantes de la tierra y que supone un ingrediente que le recuerda las raices y el lugar del que viene. “Lo cierto es que siempre guardo una botellita de aceite temprano de la cooperativa el Cristo de la Salud, de Villacarrillo, en la que mi abuelo era el presidente hace muchos años y que sólo comparto con los que más quiero, que la aprecian y la disfrutan conmigo”, explica Miguel Ángel. Esta es su manera de tener más cerca su tierra en los momentos en los que echa de menos a su familia, aunque como reconoce, gracias a su novia y sus amigos ha conseguido adaptarse rápidamente a la forma de ser de la ciudad y a la vida que lleva en Boston más allá de su trabajo académico e investigador.

Un mundo diferente

Personalmente, uno de las razones por las que Miguel Ángel está tan contento de haber tenido esta oportunidad es que ha conseguido ver el mundo con otros ojos al conocer un nuevo sitio y cultura. “Lo mejor de vivir fuera es enfrentarse a nuevos retos, aprender a mirar el mundo con otros ojos, conocer otros puntos de vista de gente totalmente distinta a mí. Pero, sobre todo, formarme como profesional en las mejores centros académicos del mundo biomédico y tecnológico. De hecho, aconseja a todos aquellos que quieran salir fuera y aprender que lo hagan, que tengan confianza y demuestren todo lo que valen. “Mi principal consejo es simple y llanamente. Creérselo. Nunca hubiera imaginado que terminaría trabajando en las dos mejores universidades del mundo como investigador. Hay que salir a menudo de la zona de confort”, añade.

Una ciudad que es una constante burbuja en la que poder vivir y desarrollar el trabajo
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El día a día de Miguel Ángel Armengol de la Hoz es diferente porque se mueve en una ciudad que, ya de por si, tiene diferentes formas de ver la sociedad. “En Boston me muevo en una burbuja dentro de otra que, a su vez, está dentro de una burbuja más. Las costas Este y Oeste de Estados Unidos son zonas tradicionalmente más internacionales y liberales dentro de la América conservadora que se concentra en el interior del continente. En concreto Massachusetts es uno de los estados más liberales donde el matrimonio homosexual o la marihuana ya llevan legalizados varios años. A su vez, en mi día a día, me muevo en una burbuja académica o biotecnológica pues el tipo de gente con la que me relaciono en el trabajo y que pertenece al mundo de la investigación. En este sentido hay bastante profesionales de todas las partes del mundo por lo que el ambiente es bastante enriquecedor. Por esto, la versión de América que yo vivo es muy particular, completamente distinta a la América sureña que conocí el año que viví en Carolina del Sur”, explica.

En el Datathon Taipei
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Miguel Ángel ha viajado durante los últimos meses a diferentes partes del mundo con la intención de aprender más sobre su trabajo. Durante estas charlas y conferencias ha tenido la oportunidad de conocer a diferentes profesionales y compañeros con los que ha puesto en común sus resultados y conocimientos.

En conferencias
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Además de investigar y trabajar para dar con resultados adecuados para sus trabajos en Harvard Medical, Miguel Ángel pasaparte de su tiempo realizando diferentes conferencias en las que expone ante otros compañeros y ciudadanos los principales resultados conseguidos durante estos últimos años.

Con sus compañeros
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En esta imagen, Miguel Ángel se encuentra frente a la cúpula de del Instituto tecnológico de Massachussets con Rodrigo, Tejas & Komorowski. Este instituto es elegido en la mayoría de ocasiones la mejor universidad del mundo, compitiendo casi siemprepor esta plaza con Harvard. Además, es referencia mundial en ingeniería.

En Argentina
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Miguel Ángel no solo ha viajado hasta América por su trabajo, si no que sus investigaciones y los resultados obtenidos de ellas le han servido para conocer otros lugares, otros puntos de vista y personas con las que trabaja y lleva a cabo diferentes simposios como este que tuvo lugar en Argentina sobre tecnologías médicas.