Piedra seca en la Sierra Sur

Este recurso constructivo se remonta a tiempos prehistóricos y se ha utilizado hasta hace poco para mejorar el aprovechamiento agrícola de las zonas montañosas, como ocurre en Jaén

13 oct 2019 / 11:50 H.

Recientemente se han puesto en valor los estudios de la arquitectura en piedra en seco. Es fruto de la preocupación del Comité de Salvaguarda de la Patrimonio Cultural Inmaterial perteneciente a la Unesco, y del que, en el último trimestre de 2018, se ha hecho eco en la Consejería de Educación y Cultura de la Junta Andalucía con la promulgación de un decreto de la catalogación de todos los inmuebles en piedra seca, y la promoción de la recuperación, mantenimiento, conservación y protección de esta arquitectura de la piedra en seco. Es evidente que este recurso constructivo se remonta los tiempos prehistóricos y se ha utilizado hasta muy recientemente para mejorar el aprovechamiento agrícola de las zonas montañosas. Y éste, es el caso de la mayoría de las comarcas de la provincia de Jaén, donde esta técnica de construcción se plasma en fomentar la mejora de los terrenos de cultivo agrícola y de la ganadería, al mismo tiempo que contribuyen a fomentar el hábitat humano en las zonas rurales, por medio de las terrazas, muros de contención, eras, pozos, linderos y cercas. Muy frecuente fueron las viviendas que permitían refugiarse de las inclemencias del tiempo, guardar los ganados en los apriscos y rediles o proteger los aperos de labranza, e, incluso, vivir en formas de auténticas construcciones habitables, en tiempos de cosecha, siembra o labranza o de caza.

No es tipo constructivo privativo de las tierras mediterráneas, sino que se manifiesta de muchas formas, diversos materiales, techumbres y cubiertas, tipos de piedras, extensión al largo de muchas civilizaciones y pueblos del mundo. En la Sierra Sur, estas construcciones curiosamente se encuentran relacionadas con el mundo agrícola, y, aunque hay muchas comarcas de Jaén con la presencia de este tipo de construcción, destacan y todavía mantienen su presencia en la Sierra Sur, dentro de una zona reconocida por los estudiosos como la de las sierras Subbéticas, hasta tal punto que en la provincia cercana se les considera parte esencial de su paisaje dentro la mención de Geo parque reconocida por la Unesco en 2006. Por doquier de las sierras de la comarca meridional de Jaén, se encuentran bancales para conquistar el monte roturado y convertido en tierra de sembradura a lo largo de los repartimientos que se remontan a tiempos del Rey Alfonso XI, le siguieron los Reyes Católicos y los Austria y Borbones para conseguir arbitrios y cubrir sus empresas exteriores; no faltan las terrazas para salvar alturas y servir de asentamientos de arbolados como el almendro o los árboles frutales en entornos rocosos, como los Tajos de Charilla o la zona de la Nava y Camuña del Castillo de Locubín, antiguos rincones de viñas y linderos entre las rozas de las antiguas peonías y hazas de las tierras de los descendientes de los primeros vecinos de la conquista; también se mantienen muchas eras, claro testigo de un recinto agrícola, a veces aislada en los promontorios llanos de una tierra de labor o junto a los cortijos de teja o retama, otras donde se transformaban las mieses barcinadas en los productos realísticos y de consumo a través de la trilla, aventeo, cribado y envasado; no eran extraños, y todavía por estos lares, se conservan los chozones que responde a las chabolas atlánticas que protegían a los viñedos y a las extensas labores de los latifundios o concentración de parcelas en forma de partidos de campos; en torno a los pozos de piedra seca, los poceros de la comarca abacial conseguían el receptáculos para permitir el riego en las hortalizas; y no se pueden olvidar los tapiales para convertir las cuevas en viviendas trogloditas en las zonas de Tajos horadados, sin pasar por alto, el empleo de tapial de asentamiento en las calzadas de los caminos, veredas, senderos, sendas, y escalinatas para acceso a alturas cultivables o de vivienda humana.

Hoy, se defiende con gran entusiasmo la España Vacía, en la que muchos de estos hombres favorecieron el desarrollo sostenible en estos espacios naturales, donde se garantizaba su hábitat y se conseguía el equilibrio entre productividad y sostenibilidad, Y en ella jugaba un papel fundamental la arquitectura de la piedra seca.

Como refiere la Guía Práctica de los Guíos Medioambientales de la Junta de Andalucía: “En definitiva, la piedra seca muestra la manera en la que el hombre inventa una técnica que le permite cubrir sus necesidades con aquellos recursos de los que dispone en su entorno más inmediato. Todos estos valores naturales y culturales son los que deben perdurar en el tiempo, los que deben ser transmitidos a las nuevas generaciones, los que permitan conservar estas construcciones tan ligadas a la evolución del hombre y los que potencien una mentalidad ecológica en la población a partir de estrategias de educación ambiental basadas en las construcciones en piedra seca. (...) Seguramente en visitas a nuestros pueblos recorramos calles empedradas, en los recorridos de senderismo dejemos a los márgenes linderos, cercados o cualquier otro tipo de construcción en piedra, sin reconocer el enorme valor etnológico que nos dejaron nuestros antepasados). Muchos testigos de esta arquitectura se conservan en la provincia de Jaén, incluso la reutilización de la arquitectura en desuso para construcciones de piedra seca, son capítulos que nos descubrirán un nuevo horizonte del patrimonio cultural de nuestra tierra.