“No se puede ser indiferente al drama y la necesidad del otro”

Ana Belart

20 ene 2019 / 11:38 H.

Nació en Madrid, está vinculada con Jaén gracias a su hermana Pilar, pero su verdadera patria es el mundo. Ana Belart, veterinaria de formación, artista de vocación y solidaria por la gracia de la naturaleza, transcribe a través del objetivo la riqueza de cada persona que retrata y, con su obra, contribuye a divulgar la actividad de una ONG jiennense de la que es cofundadora.

—¿Cómo y cuándo entró en contacto con el mundo de la fotografía? —En mi familia siempre ha habido gran afición. Mi padre tenía una buena cámara y muy buen ojo y gracias a ello tenemos unos recuerdos preciosos de familia. Mi hermana mayor me enseñó a revelar, y para una niña era verdadera magia ver cómo de repente aparecían las imágenes en un papel que era blanco. Cuando tuve que elegir una carrera, el pragmatismo se impuso, y aunque mi deseo era estudiar Bellas Artes y explorar la parte creativa que siempre he tenido, elegí Veterinaria. Años después cambié el rumbo profesional y decidí dedicarme a la necesidad que siempre había tenido, el arte. En 2004 abrí mi propio estudio de diseño y publicidad.

a toda sonrisa
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Su decisión a la hora de trabajar por los demás, por lo que cree justo, no tiene límites, y esta fotografía es una buena muestra de ello. Remangada y empujando un carro cargado de tierra, Ana Belart —sonrisa en los labios— en el campo de trabajo italiano de Monte Corona.

por las alturas
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Incansable, la fotógrafa y cooperante jiennense asciende hacia la cumbre del monte Cervino, en Los Alpes, en compañía de su sobrino José María y parte de su familia. El objetivo de su cámara va siempre tras la imagen más espectacular o aquella que dé testimonio.

en tanzania
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Viajar, recorrer el mundo, es una de las grandes pasiones de Belart, toda una aventurera. Su mejor arma, la más eficaz, una cámara fotográfica, con la que la artista consigue traducir su mirada y hacer reflexionar al espectador acerca del mensaje que trata de trasladar.