Pasión por la pintura. Nació en Jaén en 1964 y aunque dejó el Santo Reino a los 18 años, lo define como “su hogar”. Amante desde bien joven del arte ya instalado en Madrid decidió apostar por ello e hizo de la pintura, hasta ese momento su hobby, su principal razón de ser. Su talento lo ha llevado a exponer en diferentes lugares del mundo regalando a los demás, preciosas obras con sello jiennense.

—Javier Messía nace en Jaén. ¿Como recuerda su infancia?

—Nací en Jaén en el año 1964, en pleno agosto. Por entonces mis padres vivían en un chalet de la calle Carmelo Torres. Al cumplir dos años nos trasladamos a un piso en la calle Ejército Español y allí vivimos desde entonces, propiedad de Doña Pura. De mi infancia tengo recuerdos maravillosos que van desde el colegio de los Hermanos Maristas, donde estudié desde el curso de párvulos hasta que fui a la universidad, hasta Jabalcuz, donde íbamos continuamente a visitar a mis tíos y primos, sobre todo en verano y en Navidad. Mis recuerdos pasan también por el Club de Campo y el Parque de la Victoria, donde aprendimos a montar en bici y a patinar. El chalet de doña Pura fue siempre como nuestra segunda casa. Ella nos quiso muchísimo y fue ella quien siempre me animó a pintar. Solo tengo recuerdos felices. Jaén ha cambiado mucho.

—¿A qué edad se fue?

—Salí de Jaén con 18 años para estudiar en la universidad. En un primer momento me fui a Sevilla donde, por unos meses, estudié Arquitectura, pero pronto me di cuenta de que aquello no era lo mío. Ese mismo curso empecé a estudiar Derecho en la Universidad de Granada, y seguí mi carrera con normalidad hasta terminarla. En casa somos seis licenciados en Derecho y una licenciada en Lenguas Clásicas. Una vez terminada la carrera me fui a Madrid donde, hasta la fecha, resido.

—¿Cuál es su relación con Jaén?

—Jaén actualmente sigue siendo mi ciudad. Siempre que vengo desde Madrid, al despedirme de mis compañeros del trabajo digo: “Me voy a mi casa". Normalmente vengo como mínimo una vez al mes para ver a mi madre. Aquí viven dos de mis hermanos. Además, mantengo contacto con muchos de mis amigos de juventud. Venir a Jaén para mí es un enorme privilegio. La vida en Madrid, elegida por mí, es demasiado intensa. Me interesa muchísimo la vida cultural de Jaén y cuando estoy aquí voy continuamente al Museo Provincial, a los Baños árabes y al Hospital de San Juan de Dios a ver las exposiciones temporales y también voy de visita por todas las iglesias de la ciudad.

—¿Cuándo descubre su amor y pasión por la pintura?

—Nací con pasión por la pintura. Viví en una casa rodeado por seis hermanos y algunas tatas. Mientras ellos jugaban, yo me recuerdo a mí mismo encerrado en alguna habitación, jugando con mis lápices de colores o ideando cualquier cosa con mis tijeras, mis papeles y mis pegamentos. Cada vez que terminaba cualquier pequeño dibujo u obra iba corriendo a buscar a mi madre para enseñárselo buscando su aprobación. Fui un niño muy solitario, que en principio no encajaba demasiado con mis hermanos, pero no fui infeliz. Tenía mi propio mundo. Siempre pinté, pero hasta el año 2015 no fui consciente de lo que para mi era la pintura. En casa, mis padres consideraban que todo el tiempo que dedicaba a pintar era tiempo perdido. Cuando solucioné de alguna manera mi vida profesional y económica pinté con más tranquilidad, pero siempre pensando que aquello era algo poco importante para mí. Un día descubrí en Internet una página web que ofrecía a artistas la posibilidad de utilizar un espacio para presentarse y colgar fotos de sus obras. En aquel entonces yo había superado mi larguísima etapa de pintura naif y mi etapa como pintor de retratos, y acababa de descubrir el arte abstracto que comencé casi en broma. Tenía ya 5 o 6 cuadros abstractos y, junto con una pequeña declaración de cuales eran mis objetivos e intenciones como pintor, lo colgué en aquella página. Nunca pensé que aquello lo fuera a ver nadie. Mi sorpresa fue enorme cuando me escribieron desde una Galería de Londres, The Brick Lane Gallery, invitándome a exponer mi obra allí. A Londres fui con un grupo de amigos de Madrid y mientras estábamos en la inauguración, a la que asistieron algunos representantes de la embajada española, me di cuenta de que había encontrado lo que quería hacer en mi vida. Desde ese momento cambié mi visión sobre lo que hacía y coloqué mi entonces hobby en el sitio que ocupa actualmente, es decir, la razón de mi vida.

—Se define como autodidacta. ¿Cuáles son sus técnicas?

—El arte abstracto te lo tienes que crear tú mismo. Mis técnicas de aprendizaje consisten en experimentar con distintos materiales una y otra vez. Cuando me viene a la cabeza una idea hago un boceto, pienso en los materiales que voy a utilizar, la técnica que voy a emplear, el color, etc. Si me gusta lo paso a otro tamaño. Además, considero esencial conocer todo lo posible de lo que se está haciendo en el mundo y lo que se hizo anteriormente, es esencial en mi formación como artista, así como visitar exposiciones y museos.

—Que hay detrás de cada una de sus obras?

—Detrás de cada una de mis obras estoy yo. El arte abstracto no puede salir sino de dentro de uno mismo, siempre digo que mis cuadros salen de mis más profundas entrañas.

—¿Como definiría su pintura?

—Mi pintura es esencialmente matérica. Para crear un cuadro utilizo todo tipo de materiales que incorporo a mi obra. Además, defino mi pintura como eminentemente abstracta y también como cambiante. Experimentar es, en mi caso, lo más importante.

—Cuando pinta, ¿qué quiere transmitir al público?

—Distingo dos planos en este sentido. En primer lugar, situándome en el plano de la primera impresión y como hilo conductor de toda mi obra, busco transmitir belleza, armonía, paz, tranquilidad, elegancia, sutileza, madurez..., busco agradar a los sentidos. En segundo lugar, como finalidad, quiero enviar un mensaje. En cada exposición que planifico existe un mensaje común.

—Obras propias favoritas.

—Mi obra favorita hasta la fecha se llama “Azul y Oro. Abstracción”. Es uno de mis primeros cuadros abstractos y cuelga en las paredes de la casa de un gran amigo mío. Otro de mis cuadros se llama “La Salida” y se lo regalé a mi cuñada Rosa Espinosa. Fue el primer cuadro abstracto que hice. Lo llame así en el sentido de punto de partida.

—Cuando comenzó a exponer?

—Comencé a exponer hace cinco años. Mi primera exposición fue en Londres en la Galería The Brick Lane Gallery en enero de 2015. Hasta allí me trasladé con un grupo de amigos para la inauguración y allí comprendí que mi pintura necesitaba mucho más de mí. Fue mi punto de inflexión.

—¿Sus obras han llegado a distintas partes del mundo ¿cuáles son las más especiales?

—Expuse mis obras en Roma, Benevento y Campiglia Marittima dentro de Italia. También en París, Luxemburgo y Nueva York, además de múltiples lugares de España. De las más especiales han sido dos, mi exposición en Londres y en Nueva York.

—¿En qué proyectos está inmerso en la actualidad?

—Actualmente trabajo en una exposición que se llamará “La Mirada Atenta”. Aparte de esto estoy trabajando y creando obra para una exposición que tengo ya firmada con una prestigiosa galería de Madrid para dentro de algo más de un año.

—¿Se inspira en su tierra?

—Supongo que de mi tierra me lo llevo todo, los colores del paisaje y de sus cielos, me llevo también su historia y su cultura y, por supuesto, su gente, familia, amigos y conocidos.

—Algún consejo para inspirar a los jóvenes que sueñen con dedicarse a la pintura o el arte.

—Considero que lo más importante en la vida es perseguir los sueños con valentía. La vida se nos escurre de las manos y un día te paras y te preguntas que has hecho con ella.