“Idai” deja secuelas dentro de Mozambique

Ciclón. Tras un mes de esta catástrofe atmosférica, los habitantes siguen con problemas y reconstruyendo sus vidas

21 abr 2019 / 12:31 H.

Desde hace un mes las vidas de millones de personas en Mozambique ya no es igual. La llegada del ciclón “Idai” provocó el mayor desastre en décadas en el país africano y, aunque lo peor parece haber pasado, aún hay miles de personas con problemas para acceder a asistencia, niños traumatizados por la tragedia vivida y problemas para el abastecimiento de alimentos que podrían tener graves consecuencias en un futuro si no llega en el momento adecuado ayuda.

Unos 1,8 millones de personas necesitan asistencia, de las que en torno a un millón son niños, como consecuencia de los problemas ocasionados por el ciclón, que tocó tierra el 14 de marzo cerca de Beira, segunda ciudad del país, dejando a su paso una ola de destrucción que por ahora ha dejado al menos 603 muertos y casi 240.000 viviendas dañadas o destruidas. Además, más de 73.000 personas permanecen desplazadas en los centros puestos en marcha por el Gobierno.

Sin embargo, están apareciendo ya las primeras señales de recuperación y son muchos los que ya han comenzado a regresar a sus casas, o lo que queda de ellas, para rehacer sus vidas. “Aún queda una enorme cantidad de trabajo por hacer, pero algunos de los peligros inmediatos están pasando”, sostiene el jefe de operaciones de emergencia de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR) en Beira, Florent Del Pinto. “Los nuevos casos de cólera están decayendo”, resalta. Según los últimos datos, se registraron cerca de 5.000 casos de cólera desde que apareció el brote, si bien durante el fin de semana, de acuerdo con la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA), no se habrían detectado nuevos casos. Esto es resultado tanto de los esfuerzos en materia de agua y saneamiento de las organizaciones humanitarias como de la campaña de vacunación oral llevada a cabo por la OrganizAción Mundial de la Salud (OMS) junto con las autoridades y otras ONG de la que se han beneficiado casi 900.000 personas.

Pero esto no quiere decir que todos los problemas hayan acabado. “No podemos permitirnos ser complacientes, este trabajo tiene que continuar”, previene Del Pinto. Uno de los peligros que planea ahora sobre los afectados por el ciclón es el de una crisis alimentaria, habida cuenta de que el sur de África era ya una zona muy golpeada por la falta de alimentos y los fondos no parecen estar llegando en la cantidad que deberían hacerlo para paliar las necesidades.

El ciclón destruyó cientos de miles de hectáreas de cultivos y desplazó a cientos de miles de personas, que se han quedado sin sus medios de vida. Por ello, sostiene el director para África Central y del Sur de CARE International, Matthew Pickard, hacen falta asistencia alimentaria y actividades de recuperación temprana. En este sentido, es fundamental conseguir “hacer llegar semillas a las familias para que puedan volver a plantar las cosechas perdidas aprovechando la humedad residual en la tierra y así cultivar lo suficiente para sobrevivir durante el año”. “Si perdemos esta ventana de oportunidad, las consecuencias para estas familias serían catastróficas”, advierte Pickard, reclamando tanto a la comunidad internacional como a los donantes que “encuentren fondos adicionales rápidamente para apoyar la respuesta vital” para los damnificados por “Idai”. “Pese a la vasta destrucción y la enormidad de las necesidades, la respuesta humanitaria solo ha recibido el 18% de los fondos”, puntualiza March Nosbach, director de CARE International en Mozambique, sobre el problema.

Además, un mes después de la tragedia, todavía hay comunidades a las que la ayuda no ha llegado. Oxfam realizó hace unos días una visita a comunidades aisladas en Zambezia, una provincia al norte de Beira, empleando coches, motos y canoas para llegar hasta allí. Solo en la comunidad de Gentivo, localizó a 2.000 personas necesitadas de ayuda, pero estima que habría otras 4.000 más.

“La tragedia es que Gentivo no es una anomalía”, subraya la responsable de campañas humanitarias de Oxfam, Dorothy Sang. “Sabemos que hay muchas más personas por ahí sin ayuda”, añade. “Estas son zonas que no fueron necesariamente las más golpeadas por el desastre, pero la gente ya vivía en la pobreza crónica y ahora se enfrentan a enormes retos para sobrevivir y corren el riesgo de ser simplemente olvidadas”, lamenta.

El ciclón también ha dejado otras cicatrices invisibles que tardarán más tiempo en curarse. “Estamos extremadamente preocupados por el bienestar a largo plazo de los niños tras este devastador ciclón”, reconoce Maria Waade, especialista en salud mental y apoyo psicosocial de Save the Children en Mozambique. “Ver cómo todo lo que quieres y conoces es destruido en un abrir y cerrar de ojos es una experiencia horrible que ningún niño debería experimentar y el impacto se dejará sentir en los menores mucho tiempo después de que las aguas remitan”, advierte.