Heráldica de Bedmar

Los escudos de Bedmar y Garcíez y la historia acerca del origen de ambos puntos de la comarca de Sierra Mágina son de interés para conocer más de la provincia

09 feb 2020 / 11:39 H.

Fieles a la cita de cada domingo aqui hemos llegado a las páginas de Diario JAÉN, “algo más que un periódico” con la tercera colaboración sobre datos y detalles de Bedmar y Garcíez, dos municipios de la comarca de Sierra Mágina. Son dos las colaboraciones que hemos aportado, de la comarca con los dos pueblos mencionados. Antes, cada domingo, escribíamos sobre Mancha Real, Pegalajar, Albánchez y Torres y, lo mismo que, gustosamente hicimos, llega el momento de agradecer sinceramente a quienes hicieron posible tales colaboraciones y se interesaron por ellas. No queda ahí la cosa porque ese agradecimiento lo dirigimos, además, a quienes hicieron caso omiso de su publicación o mostraron indiferencia, es lógico que así lo digamos porque, ¿no somos libres? Pues que pensemos seriamente en lo de respetar para ser respetado. Si lo hiciéramos siempre “otro gallo cantaría”.

La dedicatoria de hoy es para quién demuestra interés, curiosidad, etcétera por conocer sus orígenes y los de los lugares donde nacieron, viven o trabajan. Comenzamos por las diferencias de los escudos de Bedmar y Garcíez. En el caso del primero, “en campo de plata y tres cornetas de sable o márfil puestos en palo, contorno español y timbre de corona real cerrada.

Bedmar fue conquistada en 1.231 por Martín Sánchez de Bedmar, uno de los gallegos a los que se les otorgó reparar en Baeza tras su conquista, razón por la que sus armas se inscriben en el blason municipal, como primer señor que detentó este enclave en el tiempo de sus descendientes. En 1.309 Fernándo IV lo donó a la orden de Santiago formándose la encomienda de Bedmar y Albánchez a favor de los cuevas desde mediados del siglo XV.

En la heráldica continuamos para dar referencias del escudo de Garcíez: En campo de Fules, cuatro bastones de plata, cargado cada uno por cuatro armiños de sable. Bordura general de oro con la divisa en letral de sable. Contorno español y timbre de corona real centrada según propuesta oficial. Esta armeria reproduce en su integridad las del linaje de Quesada, ya que Pedro Díaz Carrillo de Toledo (o Quesada), detentó el señorio de Garcíez en su calidad de primer señor desde 1.354 y, después, con el título nobiliario de Conde desde 1.627”. Ahora le toca el turno informativo al origen de Garcíez. Eran aldeas, algunas de las cuáles contaron con fortificaciones, ubicadas en la parte baja del río Bedmar en el valle y su desembocadura al Guadalquivir. Garcíez era parte de la aldea de Bargir, que según Milagros Jiménez Quesada debía ser un nombre de persona árabe, que existía en la época romana. Garcíez tuvo fortificación entre los siglos XI y XIII y su posición la convirtió en un punto estratégico, pues cerrará la entrada a los municipios de Canena. Después de muchas vicisitudes guerreras, Garcíez fue conquistada en 1.229 por Castilla. La reclamó para su diócesis el arzobispo de Toledo y, además, el obispo de Baeza.

Hubo un pleito acerca de la posesión que desde distintos lugares, se pretendia, disputa que continuó a lo largo del siglo XIV y parte del XV. Bedmar y Garcíez —seguimos apoyándonos en Jaén y sus cien pueblos— publicaron en Diario JAÉN acerca del paro, la eventualidad del empleo, la nueva economía, allá por los años 60 y sobre sus olivos y otros cultivos agrarios, emigrantes temporeros para recoger peras, espárragos, etcétera. En Lérida y el “pimiento del piquillo” que deben tener siempre una adecuada prmoción de actuación que llevan con ellas, la realidad de conexiones, transportes, contactos con ciudades históricas como Baeza y Úbeda.

Se trata, pues, de lograr una calidad de vida potenciable que, por lógica, agrada a residentes y visitantes, y eso se consigue con tesón, esfuerzo, colaboración, etcétera. Hasta aquí hemos llegado hoy en relación a Bedmar y Garcíez. En la cuarta colaboración les informaremos con toda modestia de “datos geográficos, personajes y literatura de Bedmar y Garcíez. Cordiales saludos y, ello, con el sincero deseo de querer estar en estas páginas el domingo que viene. ¡Hasta entonces!