Tierra roja de luz y sangre

Iglesia de San Pedro (Chiclana
de Segura)

10 may 2020 / 13:19 H.

Una nueva oportunidad para descubrir la comarca de El Condado de Jaén y sus gentes. En estos tiempos que corren, el mundo rural va a suponer, sin duda, un refugio para el turismo. El Condado es una comarca perteneciente a esa España vaciada. Una tierra roja de luz, sangre y fuego, presente en el corazón de los que aquí nacieron, y aunque marchen lejos, no pueden olvidar fácilmente. Sus municipios y pedanías son: Vilches y sus pedanías, Guadalén y Miraelrío, Arquillos (junto a El Porrosillo), Navas de San Juan, Santisteban del Puerto, Castellar, Montizón, Venta de los Santos y Aldeahermosa, Chiclana de Segura y sus pedanías: El Campillos, Camporredondo, La Porrosa y Los Mochuelos. Todos ellos se configuran hoy en día como un destino donde alejarse de aglomeraciones y relajarse con los encantos que esta geografía condatense ofrece a sus visitantes. El Condado se encuentra situado al norte de la provincia de Jaén, dentro de las estribaciones surorientales de Sierra Morena y en contacto con el valle del Guadalquivir. La Comarca limita al norte con la provincia de Ciudad Real; al oeste con los municipios de Aldeaquemada, Santa Elena, La Carolina, Carboneros, Linares e Ibros; mientras que al Sur con Rus, Úbeda, Sabiote y Villacarrillo y al Este con Orcera, Beas de Segura, Segura de la Sierra, Villanueva del Arzobispo e Iznatoraf. Su localización geográfica oscila entre los 3 31’ longitud Este y 38 12’ latitud Norte del núcleo de población de Vilches a los 3 2’ longitud Este y 38 18’ latitud Norte de Chiclana de Segura, extendiéndose sobre una superficie total de 1.548 kilómetros cuadrados.

El visitante podrá disfrutar de una climatología de tipo mediterráneo, con frecuentes lluvias invernales y otoñales, y sequedad desde finales de primavera y durante el verano, lo que condiciona los cursos fluviales. La carretera autonómica A-312 es la principal arteria de comunicación, que articula la comarca, mientras que el río Guadalimar, afluente de la margen derecha del Guadalquivir, es el principal cauce fluvial con el que cuenta la comarca. No obstante, otros ríos que atraviesan el territorio son: el Guadalimar, el Guadalmena y el Guadalén, siendo los afluentes más importantes de este último el Guarrizas, el Dañador y el Montizón.

El ecosistema de El Condado es rico en variedad tanto en su fauna como en su flora. Sus paisajes no dejarán indiferente a nadie, destacando el olivar y la sierra. El Condado cuenta con la mayor costa interior de Andalucía, con embalses de agua, entre los que destacan: Guadalmena, Guadalén, Giribaile y la Fernandina, donde se puede practicar la pesca deportiva y otras actividades acuáticas. Sus dehesas y bosque mediterráneo, donde pastan importantes ganaderías, son también un indudable atractivo, donde se puede conocer la cría del toro bravo, y disfrutar de jornadas camperas junto a amigos y familia. Además, las actividades cinegética son uno de sus atractivos indiscutibles, aquí el cazador se sentirá en casa.

La monumentalidad y belleza de sus paisajes urbanos no dejarán de sorprender a todo aquel que recorra las intrincadas calles de los cascos históricos de pueblos como Vilches, Santisteban del Puerto, Castellar o Chiclana de Segura. Las paredes de sus fachadas hablan de un pasado histórico lleno de riqueza y cultura que a día de hoy se conserva en diferentes expresiones festivas y costumbristas. Romerías como la de La Virgen de la Estrella en Navas de San Juan, Los Mesones en Vilches o las singulares Fiestas de Pascuamayo en Santisteban del Puerto, harán participe al visitante de la intensidad y sentimientos que en cada uno de estos ocho municipios se tienen en la conservación de sus tradiciones. Los festejos taurinos son un elemento central de la fiesta en El Condado. Todos los municipios y núcleos de población de la comarca cuentan con peculiaridades que son dignas de conocer y vivir. Lugar especial tiene la gastronomía condatense. Recetas que hunden sus raíces en la más ancestral tradición culinaria, basada en el aceite de oliva, los productos de la caza y la huerta. Las gachas con caldo, los andrajos, la ajoharina, los roscos de sartén, borrachuelos o pericones inundarán hasta el paladar más exquisito de aromas inolvidables. Es el momento para reencontrarse con la vida rural, la paz y el sosiego que ofrece un territorio de lleno de encanto como El Condado. El visitante, una vez que pase por la zona, será un condatense más para siempre.

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La Iglesia de San Miguel, construida en el último tercio del siglo XVI, se puede ver un estandarte almohade y un signífero cristiano, objetos rescatados de la histórica batalla de las Navas de Tolosa. El retablo, realizado por el escultor local Diego Briones, es representativo de la transición dieciochesca del Barroco al Rococó. Su Castillo, declarado Monumento Nacional, fue tomado por los cristianos tres días después de la batalla de Navas de Tolosa. En la plaza de armas del Castillo se levantó en el siglo XVIII una ermita dedicada a la patrona, La Virgen del Castillo. También recomendable la visita al castillo de Giribaile, con orígenes íberos, ocupado después por romanos y árabes hasta ser reconquistado.

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La Iglesia de Santa María del Collado está declarada como monumento Histórico-Artístico nacional de los siglos VII, XIII y XVI (estilos visigodo, románico y gótico). Es una de las pocas manifestaciones en Andalucía de estos estilos. En la Iglesia de San Esteban se conserva el ábside románico y dos capillas del gótico temprano. El castillo de San Esteban data de los tiempos de la ocupación islámica fue reconquistado por Fernando III en 1226. Las huellas de dinosaurios también llamarán la atención del visitante. Se encuentran localizadas en el paraje conocido como “Las tres eras”, a una distancia aproximada de un kilómetro del casco urbano. Un lugar que no hay que perderse.

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Castellar cuenta con un rico patrimonio monumental, como es la Iglesia excolegiata de Santiago del siglo XVII, su planta es de cruz latina destacando su espigada torre cubierta por un voluminoso cimborrio. La parroquia de la Encarnación fue construida sobre el antiguo castillo árabe del que aprovecho un torreón como campanario. Su estructura actual data del siglo XIV, y su portada de estilo protogótico es del siglo XVII. El Palacio Ducal de Medinaceli alberga la sede del Ayuntamiento. En su interior se encuentra el Torreón del Castillo de Pallarés. El Santuario ibérico de La Cueva de la Lobera y su centro de interpretación es sin duda uno de los mayores atractivos del municipio.

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Su momento coincide con los primeros días de mayo en el paraje del Llano de La Estrella, donde la imagen de la patrona de Navas de San Juan pasa la mayor parte del año, a excepción del verano. El 3 de mayo se luce en procesión hasta el municipio donde está hasta el primer sábado de septiembre, cuando es devuelta a su ermita del Llano. En esta se utiliza como camarín de la Virgen un torreón de mampostería del siglo XIII-XIV. La Iglesia de San Juan Bautista está construida sobre el palacio de los condes de Santisteban.

El municipio de Chiclana se alza entre el campo condatense y segureño como guardián de la historia que rezuman sus muros y calles serpenteantes. En la plaza principal se encuentra la Iglesia de San Pedro, que data del s. XVII. Muy importante es su pila bautismal renacentista labrada en piedra. También se puede encontrar la Casa de la Encomienda, conocida también como casa de la Inquisición. Su Castillo fue una estratégica fortaleza árabe. Quedan en pie algunos lienzos de muralla y el aljibe que recogía el agua de lluvia.