Maletas de esfuerzo e ilusión

Desde hace más de cincuenta años muchos vecinos de Valdepeñas de Jaén viajan cada año para realizar esta labor en la campiña francesa, por lo que ya es toda una tradición para todos ellos

22 sep 2019 / 12:32 H.

Valdepeñas de Jaén continua con la tradición de temporeros que marchan a la vendimia, sobre todo a Francia, y es por lo que durante estas semanas la población se ve reducida a la mitad de sus habitantes habituales. Esto ya es algo habitual durante estos días puesto que las ganancias obtenidas por estos trabajos repercuten muy favorablemente en las familias valdepeñeras, puesto que los ingresos extra son un alivio, ya que además la cosa ha cambiado, puesto que anteriormente emigraba solo el cabeza de familia, pero ahora se suman las amas de casa, estudiantes, y todo el que esta útil para trabajar, por lo que una familia completa puede llegar a beneficiarse de realizar este arduo trabajo.

El grupo más numeroso que parte cada temporada de Valdepeñas, es de un total de ciento ochenta y dos personas, las cuales trabajaran en la misma empresa aunque en lugares distintos, en mayoría jóvenes estudiantes que marchan a esta casa para una temporada de unos quince días de trabajo y suelen ganar alrededor de mil doscientos euros por persona, el miércoles día dieciocho de septiembre partieron sesenta y tres personas y para el sábado veintiuno tienen previsto la marcha de ciento diecinueve, lo que hace un total de ciento ochenta y dos, según el encargado Francisco Prieto y su hija María Luisa. Todos ellos van preparados para la recogida de la uva muy cerca de la ciudad francesa de Burdeos, a la Grand- Puy-Lacoste en château Ducru-Beaucaillou. Una empresa de la que los que allí trabajan durante estos días desde hace años no tienen ninguna queja y afirman que les tratan muy bien, sirven buena comida y buen alojamiento, en un lugar maravillosamente bonito por sus paisajes y un ambiente de trabajo y de amistad envidiable. Por todos estos motivos los asistentes marchan contentos cada temporada. En la actualidad, en su mayoría parten mujeres y estudiantes universitarios que viajan hasta allá para obtener unos ingresos que les ayudan a sufragar parte de los muchos gastos que se originan a lo largo del curso como son matriculación, alquiler de piso, manutención, etcétera.

Sin embargo, esta tradición viene de mucho tiempo atrás y no es nada nueva para la mayor parte de personas que viaja hasta la vendimia. En el año 1962 comenzaron a emigrar los primeros valdepeñeros a la vendimia en la ciudad francesa. Fueron los ya fallecidos hermanos Pedro y Antonio Estepa los que comenzaron y siguieron durante quince años seguidos hasta que les llegó la jubilación. Después continuó Francisco Prieto, que hace cuarenta y dos que cogió el testigo, y ahora lo toma su hija María Luisa Prieto con lo cual se cumplen cincuenta y siete años, que los valdepeñeros, año tras año, prestan sus trabajos para vendimiar en Francia.

María Luisa y Francisco Prieto, los responsables de llevar a este grupo desde Valdepeñas desde hace 42 años por encargo de la empresa francesa, manifiestan que cada año se ven más desbordado por la cantidad de gente que se ofrece para ir a trabajar en esta temporada y en otra que marchan en verano (aunque con menos personal), para el cuidado de las cepas al mismo lugar, lo que denota la necesidad de las familias de ganar un sueldo y además justificar las jornadas necesarias ante la administración para poder percibir el desempleo.

Sin duda, estas son unas semanas muy especiales para los valdepeñeros que dejan toda su vida aparcada en su pueblo y en sus casas para formar parte de una gran familia de jiennenses que se dedica a trabajar en la vendimia francesa. Durante los últimos días del verano su cabeza ya viajaba hasta allí puesto que tocaba prepararlo todo, llenar sus maletas de esfuerzo e ilusión porque durante las próximas jornadas sus vidas estarán enfocadas a sacar adelante este trabajo que ya es una forma de vida natural para ellos. No solo por lo bien que les viene a muchos de ellos para conseguir un sueldo extra durante estas semanas, ya sea por ser agricultores, amas de casa o estudiantes, sino que, además, muchos de ellos ya han estrechado por completo sus vínculos, han formado una maravillosa amistad o han conocido el amor allí, ya que son una gran familia que trabaja en la campiña francesa. Por esta razón, y como no podía ser de otra forma, los racimos de uva que se recolectan durante estas semanas tienen acento y aroma jiennense de las familias que viajan hasta allá para esta gran labor.