La PAC: menosprecio de corte y alabanza de aldea

19 ene 2020 / 11:58 H.

Fray Antonio de Guevara (1480-1545), monje franciscano y escritor gallego que llegó a ser obispo de Mondoñedo y Guadix, fue uno de los más populares escritores del Renacimiento español, estuvo en la corte de Isabel la Católica y su hijo Carlos I. Es atractiva la ajetreada vida cortesana de este singular franciscano que persiguió constantemente la notoriedad y acusó un gran desorden intelectual que le hizo usar las citas de autores grecolatinos sin preocuparse de asegurar sus fuentes, en su mayoría erróneas, ni de someterlas a crítica —lo que hoy denominaríamos “fakes”, falsas noticias—; es más, llegó a falsearlas o inventarlas conscientemente; una inagotable curiosidad, el talante humorístico, un absoluto desprecio por la precisión erudita y la intención de educar y moralizar deleitando lo más posible —o sea, también un buen columnista moderno—. Autor de “Menosprecio de corte y alabanza de aldea”, obra dedicada al rey de Portugal, y no al Emperador, porque éste no le ofreció ningún puesto de importancia; la obra enseña cómo ha de ser la vida en la corte poniendo como ejemplo las virtudes de la vida que se desarrolla en la aldea, un elogio lírico de la vida rural que se presenta como más sana y agradecida. En la época, Castilla sufría una grave crisis, muchas cosechas se perdían —tal cual, ahora, se pierden por la grave crisis de los precios agrícolas—, la peste generaba estragos entre la población —coronavirus— y se producía un inexorable éxodo hacia las ciudades. El autor propone, de este modo, una vuelta al campo, a la aldea de origen para gozar de esa vida que en la ciudad es privativa, llena de intrigas y carente de sinceridad.

Asistiendo estos días, un servidor de ustedes, a una magnífica jornada organizada por el Consejo Económico y Social de la provincia de Jaén (CES), la Cátedra Caja Rural de Jaén y la Diputación Provincial, “La PAC post 2020 y la Oleicultura”, coordinada por el infatigable defensor de nuestra agricultura oleícola, el profesor Manuel Parras Rosa, recordaba aquella obra del franciscano Guevara y me atrevía a compararla con la nueva “corte” de Bruselas, en donde ya se están discutiendo —discutiendo sí, y mucho— lo que serán las próximas ayudas agrícolas comunitarias, previsiblemente para 2022/2023, y entre ellas a nuestro olivar tradicional, “de baja producción y alta pendiente” , que modificarán nuestra próxima década y nuestro futuro, de nuestras perdidas “aldeas” provincianas jaeneras y andaluzas.

Decía Cristóbal Cano, secretario general de UPA en Jaén, que nuestra agricultura es asimétrica, y así deben ser las nuevas subvenciones, no cobrando lo mismo un olivar superintensivo, con menos costes de producción, que uno tradicional, que soporta las explotaciones familiares tradicionales de nuestra provincia, y fija territorio en nuestros pueblos. Cristóbal Gallego, de la Federación de Cooperativas, cree que esta PAC será aún mas reducionista en las ayudas que aquella primera del año 1962, y siguientes. Luis Carlos Valero, de Asaja Jaén, defiende la competitividad de la producción y la rentabilidad del olivar, condenando al olivar tradicional, si no se reestructura, a una muerte dulce, subvencionada; y apuesta por una agricultura de precisión, sin ser específicamente de intensivo, pero sí competitiva; no siendo partidario de las desigualdades en las subvenciones, entre agricultores, y temiendo que si se sube artificialmente el precio del aceite, esto traerá inversores especuladores a este sector, e insiste en solucionar los problemas estructurales. Juan Luis Ávila, de COAG, cree que falta profesionalidad en el sector, considera que el sector ecológico y las denominaciones de origen no funcionan debidamente en nuestra provincia, y tiene sus reservas sobre la futura IGP de Jaén, si no se fundamenta en su calidad y alto nivel saludable. Dice también que nuestro inmenso bosque de 66 millones de olivos es un bosque cuidado, sumidero de carbono y contención medioambiental de la desertización, y como tal debe ser considerado y valorado, en sí mismo, en las condiciones suplementarias de la nueva PAC. Finaliza diciendo que el aceite barato sólo interesa al sector exportador, que debe tener un precio justo en origen, e incide en el aumento de la promoción del aceite de oliva; como también lo hicieron otros ponentes y el moderador Parras, como salida para mayor consumo, y comercialización.

Viene al caso, y se recuerda, aquella frase del gran investigador bioquímico Grande Covián, que dijo que “era mas fácil cambiar a algunas personas de religión que de dieta”. Eduardo Moyano, profesor cordobés, ingeniero agrónomo y prestigioso conferenciante e investigador del Cesic, teme que la nueva PAC vendrá con importantes recortes, porque viene aparejada al Brexit, y con ello la pérdida de las aportaciones británicas, así como los nuevos presupuestos comunitarios plurianuales, más enfocados a atender otras prioridades internacionales como los grandes movimientos migratorios sobre Europa y la transición ecológica derivada del cambio climático y la implementación de nuevas y costosas medidas preventivas.

Ignacio Atance, secretario general de Agricultura del Ministerio de Agricultura, cree que se potenciará la figura del “agricultor genuino”, cuya renta agraria supere el 80% de todos su ingresos, y cuya dedicación sea casi totalmente exclusiva a la agricultura; que habrá un pago redistributivo entre diferentes agricultores y según territorios, “dando mayor aportación a quien más lo necesita hasta el que menos”, con un techo máximo de ayudas, por unidad receptora, de unos aproximadamente 100.000 euros o número de hectáreas máximas subvencionadas, denominado “capping”; manteniendo los antiguos derechos y no aceptando nuevos; así como suplementándolos en medidas medioambientales y de sostenibilidad, denominados “ecoesquemas”, a quienes realmente las apliquen.

José Antonio Gómez Limón, catedrático de la Universidad de Córdoba, cree que “el valor derechos” seguirá valorado con la actividad productiva histórica de cada productor, lo que se ha denominado “el pago básico”, que será, en el futura PAC, complementado con otros derechos individuales diferenciados tales como “el pago verde” sustituidos por el ahora denominado “escoesquemas”, prácticas medioambientales, y mejoras regionalizadas, estando aún no definidas ni claras las ayudas asociadas a sectores o zonas como las de cultivos de montaña u olivar tradicional. Isabel Bardají, catedrática de la Universidad Politécnica de Madrid, piensa que la nueva PAC traerá nuevas oportunidades al agricultor de nuestra tierra: mayor y más justa equidad en las ayudas, mayor compromiso medioambiental y mayor convergencia interregional. Tomás García Azcarate se hizo en voz alta preguntas que él mismo calificó de provocadoras de todas las incertidumbres que quedan pendientes aún en discusión en Bruselas, hasta la definitiva aprobación de la futura PAC, que nadie cree que será antes del año 2022.

Otro libro, el de poemas del gran poeta chileno y universal Pablo Neruda “Odas Elementales —A la cebo- lla—”, elabora un metalenguaje poético, el lenguaje del campo con un determinado sentido estético, confabulado con la naturaleza misma, sin apenas mediaciones: “Bajo la tierra/fue el milagro/y cuando apareció/ tu torpe tallo verde/ y nacieron/ tus hojas como espadas en el huerto/la tierra acumuló su poderío/mostrando tu desnuda transparencia”. Poesía de Pablo Neruda y prosa de Fray Antonio de Guevara, estética y política juntas, y ambos autores, y los ponentes ante La Unión Europea —también con su metalenguaje político—, que esperamos, que también unidos, consigan que en la nueva PAC se reconozcan los frutos de la tierra, la dura lucha por lograrlos, y una manera de vivir sin romper el vínculo con los alimentos y la naturaleza, que realmente somos y queremos, sin menosprecio de corte, pero con alabanza de aldea.

consultoria.olivar@gmail.com

Notas del pintor
Manuel Moral Mozas