El Cerro de la Lobera

Dentro del extenso parque de Sierra Cazorla destaca, por su belleza, un paraje único, regado por el arroyo de la Agracea, perfecto para recorrerlo y disfrutar de su gran riqueza natural

07 jul 2019 / 12:16 H.

Nuestro extenso Parque Natural (de Cazorla, Segura, Las Villas y El Pozo) esconde belleza y singularidad en cada rincón. Éste es uno de estos parajes tan bellos y tan desconocidos que nos sorprende a cada paso. Ubicado en el corazón del parque, monte de Guadahornillos, una zona sobresaliente, de máxima belleza y máxima protección (grado A). Se encuentra regado por el caudaloso arroyo de la Agracea y sus numerosos tributarios.

Está conformado por un magnífico ejemplo de monte mediterráneo en perfecto estado de conservación. Una selva densa compuesta de encinar maduro, con quejigos, agracejos y madroños en las umbrías y un sotobosque frondoso con durillos, adelfillas, coscojas y enebros. Sirve de alimento a una riquísima entomofauna y avifauna, además de actuar como elemento protector y refugio.

El elevado grado de humedad y los numerosos cursos de agua, hacen que en esta zona florezca uno de los endemismos botánicos mas bonitos, llamativos y espectaculares de todo el parque, el narciso de Cazorla (Narcissus longispathus). Gracias a este rico monte, tradicionalmente ha tenido el aprovechamiento de obtención de carbón vegetal, mediante combustión lenta y controlada sin llama, en los llamados boliches. Estos ingenios pueden verse muy numerosos a lo largo de todo el recorrido. Son estructuras ahormadas y niveladas, respecto al terreno que, a modo de pequeñas eras, servían para la obtención de carbón, carbonilla y picón o cisco (de mayor a menor tamaño, potencia calórica y precio).

Comenzamos en una zona de paso, muy transitada por los visitantes del parque, situada entre la Torre del Vinagre y la piscifactoría del Borosa. En el vado del Guadalquivir, justo al pasar el río, comienza el llamado coto Moreno, desde donde parte un antiguo camino de Mackay, usado antaño para comunicar las casas forestales.

Remonta el llamado cerro de la Lobera por un sensacional camino amplio, ahormado, bien conformado y en un magnifico estado de conservación para llegar al Raso del Tejar. Desde aquí el camino se pierde por el arrastre de piedras y tierra debido al arroyo de la Agracea, tributario del arroyo de las Truchas y que vierte, a su vez, en el Borosa. Éste, de mucho mas caudal y recoge en el fondo del valle, las aguas de todos sus afluentes.

Hemos de cruzar el arroyo por un antiguo paso, donde se aprecia el arranque de un puente, que una gran crecida lo destrozó. Retomamos el camino hasta la Casa Forestal del Pecho de las Instancias y volvemos de nuevo por el antiguo camino del cortijo del Robledillo.