Con el poeta Guillermo Fernández Rojano

19 ene 2020 / 11:58 H.

Nace en Jaén, en 1957. Es Doctor en Filología por la Universidad de Jaén por su tesis sobre la Obra Americana del poeta argentino José Viñals. Estudia Filología Semítica e Hispánica. Estudió inglés en Cambridge. Viaja y reside en el Reino Unido y Suiza. Fue profesor en la Appalachian State University, North Carolina (EEUU). Ha sido miembro de la Red de Expertos del Proyecto “Campus de Excelencia Internacional en el Patrimonio Natural y Cultural”, de la Universidad Jaén. Fue coordinador en la Fundación Patrimonio Sierra de Segura. Actualmente enseña idiomas en Orcera. Entre sus poemarios: - Infortunios y descalabros del poeta Gaspar y otros personajes en hora menguada o nuevas hazañas y desventuras que los siglos nefastos engendraron en los hombres amarillos y en los perros enamorados (1981), Pon pan para pájaros ( 1985), Por amor de las amidas ( 1993), La noche amarilla (1998), Boca de asno (1999), Bolsa de cenizas (2002), Sima (2004), Quinqué del agua (2007), Tierra (2015), Pornografías (2018), Hijos de la piedra (2018). Indica Molina Damiani que los dos primeros poemarios de Rojano, Infortunios y descalabros del poeta Gaspar... y Pon pan para pájaros, contienen ilusiones colectivas de los ochenta, vividas por Guillermo con excesos culturalistas, creacionismos paródicos y radicalismos cínicos nada románticos.

Jorge Díaz apunta que en Sima, pervive una poesía racional, reflexiva, con líneas irreverentes y desinhibidas /Tu orina huele a semillas de mostaza prensada/ o /A mí Dios me dotó de un falo inmenso/, metáforas de lógica sonámbula y comparaciones insidiosas. Una poesía a veces exhibicionista, que convierte sus poemas en compendios de anatomía. Y una repetida insistencia en la distancia que aleja el conocimiento lingüístico de la realidad de la vida. Sabido Sánchez antologa de Sima: /Soy el último héroe de la civilización./Todos los demás son perros bastardos./El signo de mi tiempo/está grabado sobre la hojarasca:/Vaso de vidrio volátil que recoge tu sangre.

Joaquín Fabrellas apunta de Tierra como una trilogía lírica en torno a unos personajes anónimos en el primer segmento del volumen, Manicomio de Dios (2014); siendo el segundo Así en la tierra (2015), un examen de los lugares donde se narran actos aleatorios que revisten un inicuo olvido en el mundo. Por último, el tercer poemario homónimo, Tierra (2005), es la destilación lírica natural de los volúmenes anteriores con obsesiones en torno al abandono y el sufrimiento humanos. Hijos de la Piedra es un libro donde la violencia incuba sus huevos en la carne de la mansedumbre. Comprende el verso libre, el poema en prosa o el versículo. Testimonia el fracaso civil del presente, masacrados por la soledad, testigos de cargo del silencio de la estupidez ciberfílica dominante. Voz extraterritorial, escatológica y cruel, siempre en vilo con una identidad rota, un tiempo con sueño no fiel a utopía alguna sino otra manifestación más de nuestro nihilismo cainita.