Con el poeta Fruela Fernández

07 jul 2019 / 12:16 H.

Fruela Fernández Iglesias (Langreo, Asturias, 1982) autor de Cículos (2001); La familia socialista (La Bella Varsovia, 2018); Una paz europea (Pre-Textos, 2016) y Folk (Pre-Textos, 2013). Ha traducido textos de Patrick Kavanagh, Marie Luis Kaschnitz, Edoardo Sanguineti, Miltos Sajturis y Ezra Pound, entre otros. Codirigió el festival internacional Cosmopoética. Es profesor titular de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) y profesor visitante en la Universidad Complutense de Madrid.

Poeta de interiores, de un fragmentarismo metonímico. Expone cierto pathos melancólico con la innovación de sus imágenes.

Folk (2013) es una propuesta fragmentaria donde la reminiscencia reconstruye un mundo familiar. Mundo de la memoria, de lo originario en el campo y la ciudad, desde un solipsismo sin narración, con escasos visos para el sentido. Guillermo Morales Sillas indica como el castellano de este libro se caracteriza, de un lado, por el sustrato asturiano —destacan los zoónimos: pega, merucos, raitán, tordu, chovas...— que el poeta aporta: /Somos bardiales/, /El sol no es un macelo/, /el sol a recudir/, /Sube llindiando/ y, de otro, por la aparición de unos abuelos que se expresan directamente en asturiano. El verso tiende a ser corto, entrecortado, sin pautas rítmicas, condensado y preciso, basándose en la tensión y la concentración. En cuestiones políticas está lejos de discursos panfletarios.

Con recursos como la sinapsis y elipsis, sinécdoques y cursivas, intertextualidades que no son citas, proemas o poemas en prosa, impresionismos y fraseos rotos, inconexiones e irracionalismos, extrañas metáforas herméticas, minimalismo. Son de interés sus recursos tipográficos como sangrado, el centrado, la alineación a la izquierda o derecha. Con paréntesis o guiones, texto entrecomillado, o palabras en cursiva.

En Una paz europea (2015), una memoria íntima se expone desde la identidad, el exilio personal, un titubear crítico con el dinero, la humildad y pobreza, la orfandad y aventura con el reconocimiento de orígenes. Acorde con Sergio C. Fanjul otros temas del poemario son la actual emigración de la “generación mejor preparada de la historia” y el fracaso de las ideas europeas. En poemas numerados, sin títulos, como si juntos formaran un único poema extenso, el autor hilvana la historia del territorio con la de su propia familia. El autor es fiel al uso de palabras o frases en asturiano, palabrería arcaica. Pasa del laconismo algo hermético de Folk, a unas intenciones más narrativas.

La familia socialista (La Bella Varsovia, 2018) aborda el final de un mundo de posguerra, de supuesto «bienestar», de universos obreros y rurales a partir de la caducidad de una familia, que es también la de un proyecto político. La memoria familiar, comunitaria, política, se enfrenta al presente, y a su precariedad, y a los nuevos mecanismos de la economía, para oponerse a ellos y, al mismo tiempo, reconocer su derrota como punto de partida.