Arroyo azul en Segura

Uno de los parajes más desconocidos de la provincia se encuentra en Santiago-Pontones, jalonado por grandes choperas, huertas, frutales y abundante agua que los convierten en un bello rincón

03 nov 2019 / 16:45 H.

Preciosa visita otoñal a un paraje muy desconocido y que, sin embargo, se encuentra muy cercano a Pontones. De hecho, se parte desde aquí para hacer este bonito recorrido. Jalonado por grandes choperas, feraces huertas, enormes nogueras, numerosos frutales y abundante agua, es una verdadera delicia caminar por este bellísimo rincón de la sierra de Segura.

Para ello, comenzamos en Pontón Bajo, junto al puente que cruza el cauce de este joven río Segura. Tomamos el carril que discurre paralelo al cauce del Segura, contemplando las hermosas huertas, sus cuidados frutales y las soberbias nogueras que altivas, crecen junto al río. Hemos de levantar la vista e ir observando todo el cañón del río, que se encajona a cada paso, formando una estrecha garganta, con numerosas cuevas y abrigos y que aportan una enorme belleza visual a este, ya de por sí, hermoso paraje. Llegamos a un cortijo junto a la desembocadura del arroyo Azul en el río Segura. Tiene comederos de ganado de madera. Es el antiguo molino de Loreto, cruzamos el arroyo y tomamos una pista, que remonta este maravilloso arroyo Azul. Este camino discurre entre arces, chopos y huertas. Es una zona húmeda y protegida por lo que también abundan los avellanos, especie muy poco habitual en la provincia.

Seguiremos ascendiendo hasta un punto del barranco donde el carril se hace senda y donde se unen el arroyo Azul y un tributario suyo, el Roazul. Seguimos por la izquierda (por el Roazul) hasta el paraje de los Helechales, donde se abre un enorme covarrón, usado como corral de ganado por lo que tiene un muro para resguardar los animales. Es de un tamaño descomunal, es espectacular. Bordearemos el covarrón, cruzando un cauce achortalado; con agua, barro y juncos, para salir unos metros más arriba a una zona desnuda de vegetación, con curiosas formaciones pétreas y que nos llevan, siguiendo el sendero al prado de Roazul. Un espacio abierto, con tornajos para beber el ganado y amplias zonas de pastoreo. Seguimos por estas zonas amplias de antiguos cultivos, de zonas de pasto, dejando a un lado “cerro Cortao” y al otro el “cerro de Castilla la Vieja”, volviendo a nuestro punto de partida en Pontones.