¡Vamos, vamos, te esperan tus hijas!

Evelyn García regresa a Linares, abraza a la familia y cumple su cuarentena

26 jun 2020 / 12:27 H.
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Antes de la pandemia, en las carreteras de las afueras de Medellín, algunos viajeros se sobresaltaban: ¡Vamos, vamos, que te esperan tus hijas!, escuchaban con ese sonido inconfundible que tienen los megáfonos. La voz, a grito pelado, era de Paulo Vélez, uno de los buenos entrenadores que tiene Colombia, país de gran tradición ciclista. Una factoría de menudos escaladores que coronan cumbres en las mejores vueltas del mundo. Unos metros por delante, Evelyn García de Vega, salvadoreña afincada en Linares, cuadraba perfectamente la figura entre el manillar y el sillín de su bicicleta. Apretaba los dientes y seguía moviendo con energía los desarrollos que combinan piñones y coronas hasta completar el entrenamiento. Esa fuerza, ese grito con la recompensa prometida al regreso de su base de preparación, a 9.000 kilómetros de su casa, aquí en Linares, es la que le ha permitido resistir casi cuatro meses en Medellín, atrapada por la pandemia.

Este martes, a las 9 de noche, hora local, despegó del aeropuerto Bogotá El Dorado el avión que la trajo de regreso, junto a sus mellizas de 6 años, Mariana y Ariana; su marido, el médico Carlos Vega y su suegra, Dinora. Acabó la pesadilla. “Han sido unas campeonas. Estoy asombrada. Siempre me manifestaron sonrisas y que estaban bien”, relata a este periódico ya desde Linares. “Si hubo algún momento de crisis, y casi empezaban a llorar, yo les decía que regresaría pronto y que estuvieran bien. Hablábamos siempre en positivo. Pero lo duro llega a la hora de dormir, cuando preguntaban a su papá por mí. Carlos las ha apoyado con mucho amor y logró que ellas se mantuvieran así. No es que no sufrieran, es que cuando hablábamos no querían que las viera mal, y yo hacía lo mismo”, recuerda siempre entre sonrisas. La suerte, a la inversa, les echó una mano. “No sé qué habría sido si mi suegra no estuviera en casa, con Carlos en el hospital trabajando”, reconoce. Dinora Vega llegó de visita a Linares y también quedó atrapada. No pudo regresar a El Salvador. “Todos me ayudaron, pero las niñas me han dado la fortaleza para tener fe y regresar a casa”, afirma. No ha sido fácil. Sorprendida por la declaración de pandemia y un confinamiento estricto en Colombia, Evelyn ha vivido sola en el hotel donde se hospedaba. Podía salir de su “apartamento” cada 14 días, los martes, para comprar comida y otros suministros. Así, siete semanas.

“Allá, todas las tardes hablaba con Carlos y las niñas. Siempre pendiente de la llamada entre las dos y las tres, antes de que ellas se fueran a dormir en casa. Pero después la tarde se hacía larga. Cenaba pronto y me iba a dormir a las ocho y media. Me levantaba muy temprano para entrenar lo que podía en la estancia y mantener la rutina, que es lo que enseña el deporte. Pero cada vez que cortaba el teléfono y la mente empieza a volar y pensaba en cuándo me iría de allí..., eran momenticos muy complicados”, recuerda con un ligero temblor de voz.

Bien está lo que bien acaba. El refrán pudo materializarse tras muchas zozobras y con apoyos valiosos. A mediados de marzo pidió su regreso al consulado español en Bogotá y documentó sus razones. Salían los vuelos de repatriación, los llamados “humanitarios”, y no conseguía ninguno. Intervino el Instituto de los Deportes de El Salvador y tampoco pudo ser. Abril fue muy duro. Los vuelos seguían saliendo sin ella. Pasó mayo entre gestiones y a mediados de junio intervienen, tras conocer el caso, el concejal socialista de Linares Daniel Campos y los diputados del mismo partido Laura Berja, Héctor Gómez y Antonio Hurtado. El caso llega al Consejo Superior de Deportes y al jefe de Gabinete de la ministra de Exteriores, Camilo Villarino. Fue él quien le envió un correo al marido de Evelyn comunicándole que volaría a España el 23 de junio: “Hasta que no me llamó la aerolínea y tuve el boleto en las manos no me lo creía. Agradezco infinitamente a todos los que me han ayudado a volver, al Instituto de Deportes de mi país, a los diputados, al señor Villarino y a nuestra amiga, la doctora María Isabel Fernández, que fue el motor de todo esto. Y a ustedes por contar mi historia”. Llegó a Barajas el miércoles, abrazó a Carlos y, antes del anochecer, a sus mellizas. Debe cumplir 14 días de cuarentena. Después entrenará y competirá. “Usted está para una película”, le dijo Paulo Vélez en la despedida.

Jaén