Piden 14 años de cárcel por matar a su casero a martillazos

El hombre admite que lo mató a martillazos y que quemó el cadáver

26 jul 2019 / 12:01 H.

Habib M. está en prisión preventiva desde principios de febrero cuando mató al que era su casero y, posteriormente, quemó el cadáver. Él mismo reconoció el crimen ante el juez instructor, una confesión que se produjo después de ser detenido. Este hombre, de origen marroquí, ya sabe a lo que se enfrenta: La Fiscalía pide para él una condena de 14 años de prisión por delitos de homicidio e incendio en casa habitada. Además, también reclama una indemnización de 250.000 euros para la viuda y los cuatro hijos de la víctima, un hombre de 68 años.

Los hechos ocurrieron el pasado 1 de febrero en una casa ubicada en el número 5 de la calle La Peña de Martos. El acusado residía en ese inmueble desde meses atrás. Se lo había cedido “por caridad” el hombre al que acabaría matando. El fiscal asegura que las relaciones entre Habib M. y su casero fueron empeorando. El motivo de las discusiones entre ambos es que el procesado fue almacenando chatarra e introduciendo animales en la vivienda, “con el consiguiente problema de higiene que acarreaba”. De hecho, los vecinos se quejaron al dueño de la casa. Sin embargo, a mediados del mes del pasado mes de enero —apenas quince días antes del crimen—, ambos hicieron las paces. De hecho, el Ministerio Público asegura que manifestaron “su reconciliación ante la comunidad musulmana” de Martos y que “dejaron a un lado sus rencillas”.

Es más, el 1 de febrero, Habib M. invitó a su casero a casa a comer, “con la intención de ser agradecido”, según siempre la Fiscalía. Sin embargo, el Ministerio Público relata que se produjo una nueva discusión entre ambos. No se dicen los motivos en el escrito de acusación provisional. Lo que hace el fiscal es reconstruir lo que pasó en aquella casa. Presuntamente, el acusado golpeó a la víctima con una maceta de obra. Le alcanzó en la cabeza. La agresión fue mortal de necesidad. El casero cayó fulminado al suelo y la salpicadura de su sangre manchó la ropa del procesado.

El fiscal asegura que Habib M. no pidió ayuda. Lo que hizo fue “intentar hacer desaparecer el cuerpo”. Por ello, lo trasladó al corral de la vivienda, amontonó ropas y mantas viejas y puso el cadáver en el centro. A continuación, según siempre el Ministerio Público, le prendió fuego.

Ya de madrugada, el autor confeso del crimen salió a toda prisa de la vivienda, que ya estaba en llamas. Los vecinos, incluso, lo vieron correr y le advirtieron que la casa estaba ardiendo. Las llamas dejaron el inmueble prácticamente reducido a cenizas. Los Bomberos tuvieron que emplearse a fondo para sofocarlas.

Mientras tanto, la familia del casero acudió a la Guardia Civil que no había regresado a su domicilio. Sus parientes sospechaban que podía estar en la vivienda incendiada. No se equivocaron. Ya por la mañana del día 2 de febrero, los agentes encontraron los restos óseos de un hombre, apenas un torso calcinado. Las pruebas de ADN realizadas al cuerpo confirmaron que pertenecía al casero de Habib M.

El Instituto Armado detuvo al inquilino de la vivienda como presunto autor de los hechos. El hombre confesó el crimen ante el juez instructor, que lo envió a prisión preventiva, sin fianza. Está encarcelado desde entonces.

El fiscal considera que los hechos son constitutivos de un delito de homicidio, por el que reclama 12 años de cárcel, y otro de incendio, por el que pide dos años más de prisión. La acusación particular es mucho más severa y considera que el crimen es un asesinato, castigado con hasta 20 años de privación de libertad. La defensa todavía no ha efectuado su escrito de acusación. El juicio se celebrará con un jurado popular en la Audiencia.

La defensa tratará de acreditar el trastorno mental

La defensa de Habib M. tratará de aminorar el castigo para su cliente alegando varias circunstancias atenuantes. La primera pasará por intentar demostrar al jurado popular que el acusado sufre un trastorno mental. Los forenses consideran que el procesado no tenía afectadas sus facultades cuando cometió el crimen. La defensa también tratará de se le tenga en cuenta la confesión de los hechos e, incluso, que se produjeron en legítima defensa.

El autor confeso habló de “voces” y “demonios”

Cuando fue detenido y llevado ante el juez, Habib M. confesó el crimen. Reconoció que mató a su casero a martillazos en la cabeza y que, posteriormente, quemó su cadáver con la intención de ocultar lo que había pasado. Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, el procesado expuso razones más que sorprendentes: habló de “demonios”, de “voces”, de “visiones” y de una especie de “ritual”. Fue una declaración “incoherente y con poca lógica”, según la describen fuentes que estuvieron presentes en el interrogatorio. Al respecto, Habib M. contó al juez que tiene un don especial para “encontrar tesoros ocultos”, como oro o piedras preciosas. Añadió que el fallecido entraba a la casa para quitarle esos objetos y que, para ello, le hacía “ver demonios que no lo dejaban vivir”. Según su versión, fueron esas voces las que le dijeron que tenía que matar a su casero. Habib M. fue reconocido por el forense, que no apreció que sufriera trastorno mental alguno.