Olor a café, verdura y solidaridad

Voluntarios y trabajadores del Centro de Santa Clara atienden a unos 50 usuarios

29 abr 2020 / 12:09 H.
Ver comentarios

Cuando el estómago ruge. Desde que el tiempo se parara allá por el 14 de marzo, la jornada para Manuel Redecilla, Ignacio Buendía, Cristian García y Enrique Cobo arranca sobre las 8:30 de la mañana entre olor a café, verdura recién cortada y cierta nostalgia, pues el silencio se ha apoderado del Centro de Día de Santa Clara, que ya no cuenta con el trasiego de los usuarios que ocupan el salón o el comedor social.

Lo primero es repartir tareas entre estos voluntarios, que colaboran con los tres trabajadores del centro, Pedro Pajares, Francisco J. Cruz y Víctor Olivares, con el objetivo de llegar al máximo posible de jiennenses que esperarán en fila a las puertas del local, gracias en gran parte a la ola de apoyo de la sociedad jiennense desde que comenzara el confinamiento. Entre todos se encargan de preparar los desayunos (un litro de leche y zumo, dos sanwichs y un una pieza dulce), y las comidas del día (media barra de pan, ración de plato principal, dos piezas de fruta y cubiertos y servilletas). A estas funciones se ha visto reducida la actividad del Centro de Día de Santa Clara, dependiente de Cáritas, junto a unos servicios mínimos de lavandería e higiene personal, todo ello desde el pasado 14 de marzo, momento en el que el covid-19 paralizó la vida tal y como la conocíamos. Antes, las puertas se abrían de 9:00 de la mañana a 8:00 de la tarde para las 15 personas sin hogar que pasaban la jornada allí, mientras que el comedor social asistía a más de 60, de los que se encargaban unas 70 personas voluntarias, ahora en casa, pues la mayoría eran población de riesgo. Además, han tenido suspender las actividades de ocio, como el huerto y el taller de cerámica, especialmente destinado para ex reclusos, así como las actividades que desarrollaban fuera.

Desde hace semanas, el Centro de Día de Santa Clara parece otro, pues el perfil mayoritario, el de personas sin hogar que ahora están pasando el confinamiento en La Salobreja, ha dado paso, por un lado al aumento de usuarios que demandan algo tan básico como el alimento, al mismo tiempo que ha cambiado la figura del demandante. “Son personas que hasta hace unas semanas no sabían ni donde estaba ubicado el centro y que ahora no tienen más remedio que acudir a nosotros porque tienen familias y muy escasos recursos”, describe Pedro Pajares, el responsable. A todos ellos le intentan dar respuesta este grupo de voluntarios, muchos de ellos de reciente incorporación, unos porque era una forma de aportar en estos difíciles momentos, otros porque han tenido que cerrar sus negocios durante la alarma y no podían quedarse en casa sin hacer nada, mientras que algunos han experimentado a lo largo de su vida situaciones de necesidad, las mismas que hacen valorar lo realmente importante y eso pasa por hacer como propia la palabra solidaridad. En lo que coinciden todos es que acudir cada día al centro les aporta una “sensación muy positiva porque se sienten útiles”. Es precisamente la labor que desarrollan la que los anima a lanzar un mensaje a la ciudadanía para que cada cual “aporte, pues hace mucha falta la ayuda aunque parezca que el final del túnel se acerca, al mismo tiempo que es un orgullo aportar a la sociedad jiennense tanto como voluntario como en donaciones, pues hoy por ti, porque a lo mejor mañana es por mí”.

Ellos son un ejemplo de la cantidad de iniciativas que está desarrollando Cáritas Diocesana de Jaén, organismo que asume la acción caritativa y social de la Iglesia, presente en los 97 municipios de la provincia y que ha puesto en marcha el plan de “Atención primaria”, tratando de garantizar el servicio a las personas acompañadas por Cáritas, pero compaginándolo con las máximas medidas de seguridad. En segundo lugar, el programa “Personas sin hogar”, que se han derivado del Hogar Santa Clara a La Salobreja; “Comedores”, que siguen activos con entregas en forma de picnic; “Mayores”, recurso residencial para ancianos, y “Mujer”, se mantiene abierta la Casa Besana y el Proyecto Candela.

Jaén