Mateo, un milagro de la vida

El niño que se cortó el cuello en un accidente recibe el alta y se recupera en casa

13 jun 2018 / 08:11 H.

Mateo es un campeón, un niño que quiere ser tenista como su padre, o futbolista. Sueña despierto, mientras abre sobres de cromos. Su cara se le ilumina con un sonrisa cada vez que coloca las estampas en el álbum. Y juega como cualquier pequeño de su edad. Está tranquilo y feliz, ajeno a todo el sufrimiento que ha pasado en los diecisiete días en los que ha permanecido ingresado en el Hospital Materno-Infantil de Jaén. Mateo es el pequeño de 5 años que, el pasado día 25, se cortó el cuello con un cristal tras sufrir un terrible accidente doméstico. Tropezó cuando jugueteaba en su casa y se golpeó contra una puerta de cristal, que se rompió en mil pedazos. Uno de los trozos se le clavó en el cuello y le afectó a la tráquea y al paladar blando. Estuvo a punto de morir desangrado. El lunes, recibió el alta y ya se recupera en su domicilio: “Es un niño muy fuerte y muy luchador. Va a salir adelante”, explica su padre, el argentino Diego Veronelli. Su madre, Susana González, no quiere ni recordar lo que pasó aquel día. Cuando se le pregunta, baja la mirada, se le forma un nudo en la garganta y, simplemente, dice: “Ya está”. Al mismo tiempo, abraza al pequeño Mateo.

Tras sufrir el accidente, la progenitora también se cortó cuando cogió a su hijo en brazos. Se hizo una herida en el costado que, posteriormente, le produjo un neumotórax. No obstante, eso no le impidió bajar los tres pisos del edificio y llegar a la calle para pedir ayuda a gritos. Antonio Jesús Castro, que regenta una farmacia a apenas cincuenta metros del domicilio, fue de los primeros en acudir a su desesperada llamada. Su intervención resultó fundamental, ya que taponó la herida del niño con unas vendas que trajo de su establecimiento. Ganó un tiempo precioso hasta que llegaron los sanitarios del 061 y consiguieron estabilizar al pequeño para trasladarlo al Hospital Materno-Infantil, donde fue operado de urgencia. El matrimonio solo tiene palabras de agradecimiento a todas las personas que, de una u otra manera, han puesto su granito de arena para que su hijo pueda seguir sonriendo. “Nunca, nunca, nunca podré terminar de agradecerlo”, dice Diego Veronelli.

Con sus cinco años y medio, Mateo todavía tiene una larga recuperación por delante. Debe acudir al fisioterapeuta y al logopeda: “Estoy seguro que lo va a conseguir. Es un campeón”, añade con muchísima esperanza su padre. Sabe de lo que habla. Este argentino, de 38 años, fue jugador profesional de tenis y alcanzó el número 165 de la ATP. Actualmente, es entrenador. Cuando su hijo sufrió el accidente estaba en Barcelona, en el Torneo Conde de Godó. La noticia de lo ocurrido corrió como la pólvora en esa pequeña gran familia que son los tenistas, sobre todo porque Diego Veronelli es una persona muy apreciada en el circuito. De hecho, Rafael Nadal, el gran campeón español, le dedicó un vídeo al pequeño Mateo justo el día antes de jugar y ganar la final de Roland Garrós el pasado domingo: “Me alegro de que estés mejor. Nos vemos un día y jugamos un poquito a tenis o lo que tú quieras”, le decía. Con Mateo, todo es posible.