Luis Planas Puchades: “El olivar jiennense es una prioridad para el Gobierno”

12 sep 2021 / 11:59 H.
Ver comentarios

Los protocolos de seguridad para acceder hasta su despacho sitúan en un pedestal extremadamente alto a una persona que, de puertas para adentro, es un hombre sencillo, un andaluz enamorado de su tierra y un gran entendido en la cartera encomendada. El ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas Puchades (Valencia, 1952), inspector de trabajo de profesión, hace honores a ese dicho popular que dice “sabes más que un ministro”. Dos carpetas repletas de anotaciones le acompañan durante una larga entrevista en la que ni una sola vez tuvo que abrirlas. No se le escapa un detalle. Atento, campechano y cercano, este valenciano criado en Córdoba, con recorrido en la gestión pública, demuestra que el olivar está en el centro de sus decisiones.

¿Qué significa para su Ministerio poder celebrar una nueva edición de Expoliva?

—Yo creo que Expoliva es una edición muy especial y estoy muy contento de haber presentado en la sede del Ministerio, aquí en Atocha, con la consejera de Agricultura de la Junta de Andalucía y con el presidente de la Diputación de Jaén esta edición 2021 que es como sabemos tres cosas: es una feria internacional, un simposium científico-técnico y un salón. Esa triple dimensión, en unas fechas que no son las habituales, reviste una condición particular. El número de expositores que se han apuntado es muy importante, 266, también el número de aceites que concurren al salón, el número de empresas, 950 presentes... Por lo tanto, lo digo por anticipado, va a ser un gran éxito. Y, además, se sitúa en un momento muy importante, porque estamos viendo cómo la vacunación está logrando sus efectos en el conjunto de España y la sociedad europea, lo que tiene como consecuencia directa el que, lógicamente, la economía y el empleo vayan mejor. El sector agroalimentario es fundamental y, evidentemente, para mí el del olivar es clave, es una prioridad para el Gobierno y para mí como ministro.

¿En qué se traduce esa prioridad de la que usted habla?

—Se traduce en que podamos hacer este año Expoliva. Es una feria bienal, por lo tanto correspondía a 2021 y la siguiente lo será en 2023, por lo que es una buena noticia refrendada en su vigésima edición.

¿Por qué es necesaria una feria como Expoliva?

—Porque Expoliva es la primera feria mundial, Jaén es líder de la producción de aceite de oliva en el mundo y me parece que el liderazgo no se proclama, sino que se ejerce, y el hecho de que todo el sector se pueda reunir es una ocasión única para proyectar la imagen de España, de Andalucía y de Jaén. No nos olvidemos de un dato que me gusta repetir. Jaén este año, en la campaña 2020-2021, tiene el 17% de la producción mundial y Andalucía supera ampliamente esta campaña el 40%, por lo que parece absolutamente lógico que este encuentro sirva como un encuentro empresarial y comercial y, además, para intercambiar perspectivas sobre la realidad del sector hoy y mañana. No estamos mal cascomíos, el aceite de oliva tiene ante sí, si lo hacemos bien, un futuro muy prometedor. Por eso está el decálogo del Ministerio y todas las medidas, pero yo soy muy optimista.

¿Cómo valora el comportamiento del sector agroalimentario durante la pandemia?

—Yo creo que ha sido claramente ejemplar, no me canso de repetirlo. Incluso desde el Ministerio lanzamos el año pasado, en plena pandemia, una campaña de Alimentos de España que se llamaba “El arte del saber hacer”. ¿Por qué? Porque era una forma de reconocer el trabajo de agricultores, ganaderos, pescadores, de la industria y las cooperativas y de las empresas y los trabajadores de la distribución. Ahora se trata, en un momento de la recuperación, de que ese papel central continúe siéndolo y se amplíe. Insisto, soy muy optimista con el aceite de oliva y el sector agroalimentario en general. Tenemos productos de una gran calidad, tenemos unos niveles de competitividad, en los ámbitos europeo y mundial muy altos, lo cual nos permite, como ha sido este año, tener una exportación con facturación récord de más de 55.000 millones de euros, con una balanza comercial superior a los 20.000 millones. De ahí una parte importante, evidentemente, la ocupa el aceite de oliva, casi los 3.000 millones de euros. El sector del olivar tiene unas características muy concretas. Es uno de los más importantes desde el punto de vista agroalimentario, económico, social y territorial. Tenemos olivar en quince de las diecisiete comunidades autónomas de España, principalmente en Andalucía; estamos hablando de unos 320.000 olivareros, de un conjunto de aproximadamente de 15.000 industrias de toda naturaleza y servicios complementarios y 32 millones de jornales. Es la campaña de recogida del sector español más importante. Por lo tanto, todo eso, unido a la fisonomía de nuestro olivar, que lo liga al paisaje de Andalucía y al mediterráneo de España, es tremendamente importante. Tenemos poco más 2,5 millones de hectáreas, 1,9 millones en secano y 600.000 en regadío y, después, más de la mitad de olivar tradicional, bastante olivar intensivo, cada vez más, y un poco de superintensivo. Toda una realidad de un sector tremendamente complejo, interesante y del cual el producto final es sano y con un gran valor de venta. Esa es para mí la gran tarea, conseguir que se reconozca y se valorice aún más.

El sector olivarero jiennense vive pendiente del nuevo escenario que dibujará la Política Agraria Común (PAC). ¿En qué situación quedarán los 90.000 perceptores de ayudas y esos 83.000 que cobran menos de 5.000 euros? Hay explotaciones cuya viabilidad depende de las ayudas...

—Esta PAC tiene dos grandes novedades. La primera es el modelo de aplicación y la segunda es la orientación de cara a la sostenibilidad medioambiental. El modelo de aplicación significa que, en el pasado, teníamos el reglamento europeo y, por decreto u orden ministerial, se aplicaba en España. Ahora, desde enero de 2019, hemos iniciado un proceso de análisis, discusión y diálogo con organizaciones profesionales agrarias, con cooperativas, con la industria, con las organizaciones ambientales y de la sociedad civil y el medio rural para definir el nuevo modelo de aplicación de la PAC. Teniendo en cuenta la diversidad agronómica de España, hemos tenido que buscar, que fue el consenso alcanzado en la Conferencia Sectorial en el mes de junio en Madrid, una orientación que nos permita cubrir todas las realidades agronómicas de España, que son muy diversas. Para mí, la conozco muy bien, la realidad agroeconómica de Andalucía, particularmente del mundo del olivar, es muy específica por las razones que he dicho antes. Es importante por el producto, por la economía, por el empleo y, evidentemente, por la realidad territorial y ambiental. Por lo tanto, en esas condiciones hemos buscado un modelo de aplicación que tenga en cuenta esas realidades. Usted lo ha mencionado hace un momento. Uno de los primeros temas era quién era el preceptor de la PAC, de tal forma que ha habido diferentes puntos de vista en España sobre lo que se denomina el agricultor profesional. Yo siempre he defendido un concepto inclusivo. Es decir, en España tenemos muchas realidades, lo conocemos bien en Andalucía, tenemos olivareros que lo son a tiempo completo y tienen la mayoría de sus ingresos vinculados a la actividad olivarera y otros muchos en los que el olivar es una actividad a tiempo parcial o complementaria. Por eso desde el principio hemos definido que puede percibir la PAC aquel que esté dado de alta en el Régimen Especial Agrario de la Seguridad Social, que tenga como mínimo el 25% de los ingresos provenientes de la actividad agraria y, finalmente, que perciba un máximo de 5.000 euros de ayudas. Esta última categoría nos permite integrar a pequeños agricultores que merecen estar. Tiene un valor su producción alimentaria, social y, sin duda, ambiental. El cuidado de suelo, aire, biodiversidad y paisaje que se produce en torno al olivar hace que eso merezca un apoyo público. Ese es el planteamiento. La nueva PAC integra un pago a la renta en el cual, evidentemente, vamos a tener en cuenta las circunstancias particulares en relación, por ejemplo, con el olivar tradicional en esa definición de las veinte regiones de pago que serán el objeto del nuevo reglamento. Ahí va incluida la antigua condicionalidad verde. Junto a ello están llamados los ecoesquemas, que no son regiones, sino actuaciones, ya sea en materia de carbono o de agroecología. Particularmente, en el cultivo del olivar lo son básicamente en el primer orden, por ejemplo, en el tema de la cubiertas vegetales sembradas o espontáneas, o bien el entierro y la fijación de los restos de poda y, en el segundo pilar, todo lo referente al olivar ecológico, que es importante y debe ser más de cara al futuro. Además, hemos creado un programa específico enfocado al olivar tradicional, dotado con treinta millones de euros anuales, que será complementado con una norma sobre reconocimiento de las organizaciones profesionales en el ámbito oleícola, que supondrá un mecanismo en el cual yo quiero fomentar el trabajo en común y, en definitiva, como se trata de pequeñas propiedades, que puedan de alguna forma combinar empresarialmente su actividad y alcanzar umbrales de rentabilidad. Usted lo decía muy bien, el problema es que sin PAC no hay rentabilidad e, incluso, con el paso del tiempo, teniendo en cuenta el incremento de costes, incluso con la PAC pueden convertirse en no viables, y mi intención es que ese olivar continúe existiendo, porque es un patrimonio que tenemos que cuidar y mimar.

¿Tiene pensado incluir ayudas asociadas al olivar de alta pendiente y baja resolución?

—Lo que hemos hecho es una aproximación distinta, porque el olivar tradicional en pendiente lo tenemos en cuenta tanto en la definición de regiones como en la ayuda a la renta, en los ecoesquemas y en ese programa específico de ayudas ambientales. Hemos buscado cuatro instrumentos distintos dentro de la PAC como elementos de referencia porque, según los estudios, era lo más efectivo.

El concepto “ecoesquemas” preocupa al sector...

—(Interrumpe) Por la novedad.

¿Compensará esta nueva forma de premiar las prácticas que son sostenibles?

—La producción sostenible de cara al futuro agroalimentario no es una opción, es una necesidad, y hay que convertir esa necesidad en una oportunidad. Así de claro lo digo. Yo participo en los consejos de ministros europeos, acabo de volver de Eslovenia, y estamos permanentemente discutiendo. Todos los países de nuestro entorno, Portugal, Francia, Italia, Alemania..., están en esa senda. Y, en este sentido, España no puede quedarse atrás. Tenemos que fomentar esa sostenibilidad que, evidentemente, tiene que ser también rentable empresarialmente. Los ecoesquemas son una de las grandes novedades del enfoque ambiental. Significa que no son regiones de pago, son actuaciones que tienen dos grandes ámbitos: los relativos a la fijación del carbono, tanto en el ámbito agrario como ganadero, y los referentes a las prácticas agroecológicas. ¿Qué es lo importante? Hemos intentado hacer un menú con las comunidades autónomas, porque es una práctica voluntaria del agricultor, para que sea accesible y ambientalmente significativa. Será uno de los elementos en los que se nos juzgará a nosotros y a todos los estados miembros. Está claro que hay diversas realidades agronómicas y, en el caso de un cultivo permanente leñoso, son perfectamente aplicables las prácticas de la cubierta digital, sembrada o espontánea, o los restos de poda. Tan sencillo como eso. Estamos pensando también que, en el caso de regadío, se puedan incluir otros elementos como parte del tema que sean los relativos a la gestión sostenible de los insumos, por ejemplo, registro electrónico de los productos, la necesidad de que sea un técnico el que prescriba los productos fitosanitarios que se apliquen, etcétera.

¿Habrá posibilidad de dejar fuera las hectáreas que no tienen derecho de pago?

—Es necesario, para acceder a los ecoesquemas, ser superficie a los efectos del pago básico. Se puede tener pago a la renta y sostenibilidad y no tener ecoesquemas porque es voluntario, pero no se puede tener ecoesquema sin pago a la renta. Está bien esta pregunta. Estamos ahora concluyendo la definición de los ecoesquemas con todas las comunidades autónomas, desde el Cantábrico hasta el Mediterráneo. Una vez que se apruebe habrá que aplicarlo y hacer un gran trabajo de explicación y de pedagogía. El papel de las administraciones públicas, de las organizaciones profesionales agrarias y de las cooperativas será fundamental. Cuento con ellas para que sean un éxito.

¿Son los ecoesquemas una oportunidad para Jaén?

—Sin duda y sin reserva. La apuesta por la sostenibilidad es positiva para el olivar de Jaén y de Andalucía y, claramente, lo tenemos que situar ahí. Me permito recordar mi propuesta, que consiste en triplicar, de aquí a 2030, la superficie del olivar ecológico, por razones muy sencillas, porque tiene más dificultad de manejo, pero el resultado final se paga mejor en el mercado.

Luis Planas Puchades: “El olivar jiennense es una prioridad para el Gobierno”

El respaldo del ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, a la Feria Internacional del Olivar e Industrias Afines, Expoliva 2021, quedó claro en la presentación realizada en Madrid el día en el que se realizó esta entrevista. El patio de la sede ministerial se usó, por primera vez, como escenario para la comparecencia en la que también estuvieron presentes la consejera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible, Carmen Crespo, y el presidente de la Diputación Provincial de Jaén, Francisco Reyes. El aceite de oliva tiene “tirón” fuera de nuestras fronteras. Eso también se demostró.

Jaén tiene ganada la batalla de la producción y de la calidad, pero sigue pendiente la conquista de la comercialización. ¿Qué tiene que hacer el sector para vender más aceite envasado para que el valor añadido se quede en su tierra?

—Para mí esta es una de mis grandes preocupaciones en el sector del olivar y en el agroalimentario en general de España. Yo creo que tenemos un producto excelente, acabamos de aprobar el decreto de Calidad del Aceite de Oliva que va en el sentido de mejorar la reputación y la remuneración de los productores y de la industria y, evidentemente, la confianza de los consumidores. El año pasado, en plena pandemia, como consecuencia de mi reflexión sobre mi primer periodo como ministro, con mi equipo lanzamos doce medidas para abordar, a trescientos sesenta grados, la realidad del sector del olivar y, particularmente, del aceite de oliva. Hay medidas relativas a la oferta y a la demanda, hay medidas relativas a la calidad, trazabilidad y al etiquetado, otras que tienen que ver con la PAC... Por lo tanto, un conjunto de elementos muy importantes. Lo que usted plantea en relación con la promoción es fundamental, pero antes viene el tema también de la regulación de la oferta, porque es clave que consigamos eliminar el tobogán de producción y de precio. Esas medidas de oferta, tanto del artículo 209 promovido por cooperativas, como del 167 bis regulado por el Ministerio a través de un decreto, son elementos muy importantes para conseguir que esa subida y bajada de precios y producción se pueda equilibrar en grandes campañas. Efectivamente, lo que hay que hacer es abrir el campo, abrir la comercialización y crecer. En este momento vendemos, si mi memoria es correcta, en 160 países del mundo y, en algunos de ellos, somos el primer vendedor de aceite. Tenemos una producción media que se sitúa en 1,4 millones de toneladas, este año hemos consumido en el mercado interior 550.000 y 1.130 toneladas, cifra récord, hemos exportado al exterior. Además, la campaña mundial ha sido ligeramente superior a los 3 millones, con la discordancia de que en el mundo ha bajado mientras en España se ha mantenido alta, y en ese contexto tenemos que conseguir que se expanda a los mercados.

¿Cómo?

—Mediante iniciativas de promoción que tienen varios ámbitos. He hablado hace un momento de calidad y trazabilidad, es fundamental darle garantías. En segundo lugar, hay que recordar que el aceite de oliva es el vértice de la dieta mediterránea y, a partir de ahí, el objetivo es claro, no utópico, sino realista: que en un futuro no muy lejano (hoy el aceite de oliva es el 3% de las grasas vegetales) haya una botella de aceite de oliva en cada hogar del mundo. Lo podemos lograr, no sé si esta generación o la próxima. No me olvido de su pregunta sobre el embotellado. Yo creo que es muy importante, es clave para la valorización. Y, de hecho, vinculada a la campaña este año hemos tenido otra buena noticia: la desaparición de los aranceles de exportación a Estados Unidos, lo que ha supuesto para nuestro aceite, sobre todo el virgen extra embotellado, una gran oportunidad de futuro. Yo estoy absolutamente convencido de que la valorización pasa por el embotellado e, incluso, con la presentación.

Dice usted que le preocupa el tobogán de los precios. ¿Cómo hará para que se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria con el fin de evitar que se venda el aceite por debajo de los costes de producción?

—Para eso están los mecanismos de las administraciones públicos, dirigidos por la Agencia de Información y Control de España, ICA, en el cual está implicado el Gobierno de España y todas las comunidades autónomas que tienen esa capacidad de colaborar, buscar y evitar que esas situaciones se produzcan. La reforma que hicimos el año pasado de la Ley de Cadena Alimentaria fue fundamental, porque situamos que nada se puede vender por debajo del coste de producción, lo cual supone una mejor para el productor, la primera de ella es la capacidad de organización, y en segundo lugar, el que legalmente sea así. Yo creo que cada vez más esta es una cultura de justa y digna remuneración por el trabajo realizado que está haciendo recorrido. Lo hemos visto ahora con la pandemia. El reconocimiento de la importancia de los productos agroalimentarios y de las bebidas para nuestra salud. Yo siempre digo que el problema no es que los alimentos sean ni caros ni baratos. Los alimentos cuestan lo que cuesta producirlos y el beneficio digno que debe recibir el productor. Esa es la clave y estoy convencido de que esa cultura de remuneración del esfuerzo que ya está presente en gran parte del sector, sin duda, se implantará.

¿Cómo se puede combatir el uso del aceite como producto reclamo en las estanterías?

—Este es uno de los aspectos que regula la ley, poniendo coto a las prácticas comerciales que sean desleales y, además, una segunda reforma está en estos momentos en tramitación en el Congreso de los Diputados que va a incorporar la directiva europea de 2019 y que ayudará a suplementar ese elemento. Por lo tanto, la utilización del aceite de oliva o de la leche como reclamo, en ocasiones por debajo de los precios con los que fueron comprados, es lo que queremos evitar a través de la ley y, de hecho, cada vez más estamos haciendo progreso. Las organizaciones agrarias están cada vez más en ello, la industria es más consciente e, incluso, la distribución. Es una labor del conjunto de la cadena.

¿Qué opina del modelo cooperativista que impera en Jaén?

—No solo en Jaén, sino en el conjunto de España, el modelo cooperativista es una de las espinas dorsales de nuestro sistema agroalimentario, es un modelo que me gusta y, en el caso del aceite de oliva, asume una gran responsabilidad. Son dos tercios del conjunto del volumen de la producción los que están en manos de entidades cooperativas y mi única preocupación es que cada vez sean más eficientes empresarialmente, es decir, aparte de la capacidad de recoger el producto y de transformarlo, es muy importante que esté presente la innovación, la digitalización, una comercialización... Las cooperativas no solo tienen que limitarse a recoger la aceituna, sino que tienen que valorizar el producto que les ha sido entregado. Ese es el gran reto de futuro.

Y la integración...

—Por supuesto. Tenemos un elevado número de cooperativas, que es una muestra de la riqueza y la diversidad de España, pero la unidad hace la fuerza y deberíamos ser capaces de activar mejor el mecanismo de nuestro sistema cooperativo, el cual yo apoyo.

¿Tiene previsto el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación contemplar reducciones fiscales por las tormentas?

—Le doy la vuelta a su pregunta. Lo primero que hay que hacer en relación con las intemperies y el cambio climático es el aseguramiento. El olivar es uno de los sectores en los que la penetración y la presencia del seguro agrario es menor de la que sería deseable, por lo que esta es la primera llamada, con independencia de las decisiones que se puedan tomar en materia fiscal o de módulos. Tenemos el sistema de aseguramiento de Europa más completo y eficaz. El otro día el presidente de Francia, Enmanuel Macron, en un discurso mencionó el modelo español, lo que me hizo estar muy orgulloso como ministro.

¿Conseguirá el Paisaje del Olivar de Andalucía ser declarado Patrimonio Mundial?

—Ojalá. El olivar lo recorro caminando, cuando voy por Jaén o por Andalucía en coche, también desde el aire... La verdad es que la fotografía aérea y física demuestra que es un patrimonio digno de reconocer por la Unesco. Es uno de los paisajes más bellos del mundo, es muy mediterráneo, yo diría que, en algunos casos, el intensivo hace que parezcan jardines organizados de una forma geométrica distinta, me encantan todos los olivares, es nuestra seña de identidad.

¿Echa de menos su tierra, Córdoba, Andalucía?

—Siempre. La echaba de menos cuando estaba en Bruselas y, ahora, en Madrid. En cuanto puedo me voy a casa, a Andalucía. Cuando me llamó el presidente del Gobierno para proponerme ser ministro de Agricultura estaba caminando por un olivar. Es un lugar magnífico para trabajar y para disfrutar.

¿Qué visión tiene de la provincia de Jaén?

—Jaén tiene esa realidad puente entre el conjunto de Andalucía y el resto de España y, además del olivar, es muy importante como plataforma logística para el conjunto del país, sin olvidar la aportación científica de la Universidad de Jaén, esto me gusta subrayarlo siempre, y la industria. Particularmente yo soy muy defensor de nuestra industria auxiliar en materia agrícola y ganadera. Estoy pensando mecanismos de apoyo, además de ayudas para la renovación, encaminados a la producción y comercialización de maquinaria agrícola, que es muy importante con vistas al futuro. Se trata de que vendamos alimentos y bebidas, además de servicios.

Jaén