El rey del bosque mediterráneo berrea en las sierras jiennenses

Cuando octubre asoma en el calendario llega la época del celo del ciervo

30 sep 2019 / 11:04 H.

Imponentes sonidos guturales rompen la calma que impera en las sierras jiennenses cuando octubre se asoma en el calendario. El responsable de tal irrupción es el rey del bosque mediterráneo, el ciervo macho, luciendo su cornamenta tal y como si de una corona se tratase. Así, los grandes machos salen de entre la maleza de los bosques, donde se ocultan durante el año, para buscar los harenes de hembras que, en esta época más fresca, entran en celo.

Con los prados cubiertos de verde, esta temporada se presenta incluso con mejores perspectivas de apareamiento en comparación con años anteriores. Las lluvias que regaron el territorio a principios de mes hicieron brotar, con más espesura, una capa de pastos que alimentan a los ciervos, por lo que propicia aún más que las hembras entren en celo y estén dispuestas a aparearse, ya que ven un aumento de las posibilidades de sacar adelante a sus crías. Así, el celo de las hembras comienza normalmente en las primeras semanas de septiembre, cuando refrescan suavemente las temperaturas. Eso sí, Francisco Martín, gerente de Iberus Medio Ambiente, asegura que el punto álgido de la época de apareamiento será durante los primeros días de octubre.

De hecho, la berrea de los machos es, realmente, una respuesta a las hormonas que segregan las hembras (estrógenos). Con sus guturales llamadas buscan los harenes de hembras que se encuentran en su territorio (que puede llegar a media hasta 30 hectáreas) para aparearse, y son tan fuertes sus bramidos que pueden llegar a escucharse a varios kilómetros de distancia. Este esfuerzo de los machos por ser los más escuchados de la sierra está más que justificado, ya que si su llamada surge el efecto deseado puede llegar a aparearse con hasta 50 hembras.

Una de las escenas más características de esta temporada en las praderas son las impresionantes disputas entre los machos. Un bramido no solo puede atraer a las hembras, sino también a competidores por el privilegio de reproducirse que se introducen en el territorio de un macho dominante. Cuando esto ocurre, la imagen es espectacular y, casi como si siguiera un protocolo, comienza con una confrontación indirecta. Golpes secos en el suelo, tanto con las pezuñas como con las propias astas en una inicial muestra de fuerza. Si la tensión entre ambos animales persiste, llegará el momento de cruzar miradas y la batalla por la prevalencia sobre el harem. Así dan comienzo los potentes choques entre las cuernas de los grandes machos que, finalmente, terminan dando la victoria al ejemplar más preparado y fuerte. Sin embargo, esta imagen es, realmente, algo más difícil de ver, ya que cuando uno de los machos es más débil o demasiado joven ni siquiera llega a intentar arrebatar el dominio a su contrincante.

FURTIVISMO. La berrea, a pesar de ser un época en la que comienza una nueva etapa de la vida para estos animales, también puede suponer un gran riesgo para los mismos. En este sentido, Francisco Martín recuerda que en la época de celo los ciervos abandonan los bosques para acercarse a zonas más llanas y abiertas. Esto, sumado a los bramidos de los machos, hace que los venados sean mucho más visibles y, por lo tanto, la caza furtiva de esta especie sea más fácil de practicar. Martín sostiene que esta problemática aún está muy presente en las sierras jiennenses y que se divide en dos tipos: aquella que busca la carne del animal (y que se dirige principalmente a las hembras) y la que lo que pretende es tener un trofeo (con el macho como objetivo prioritario). Respecto a la segunda, los grandes ejemplares con una berrea más potente también corren el riesgo de ser localizados antes y caer bajo la caza furtiva.

Al respecto también se manifiesta Esteban Ureña, parte del equipo de Ecologistas en Acción en Jaén, quien apunta que no solo los ciervos son las víctimas de la caza furtiva en la provincia. Junto a ellos, gamos, muflones, cabras montesas o jabalíes son los grandes herbívoros mamíferos que son cinegéticos, es decir, que se pueden cazar por ley. Sobre esto explica que sus medidas de protección se rigen por las propias leyes de la caza y estas “regulan las poblaciones a título de fincas privadas o de cotos. Entonces, el control lo hacen, en principio, los propietarios de las fincas, sus encargados y sus guardas. Ahora bien, hablamos dentro de la legalidad, que bien puede gustar a unos o a otros. Pero, aparte, está el furtivismo. A día de hoy se cazan furtivamente cualquiera de esas especies”, asegura, mientras que apunta que el jabalí es el animal que más sufre de esta problemática, seguido del ciervo y la cabra montesa.

Para evitar que esto se produzca durante la época de la berrea, Francisco Martín sostiene que se incrementa significativamente la vigilancia en los parques naturales y zonas donde habitan los ciervos, tanto por parte de los agentes de Medio Ambiente como del Seprona. De hecho, insiste en que es bastante común que, durante estos días, efectivos de estos Cuerpos realicen inspecciones de vehículos para comprobar que no hay ningún ejemplar abatido en una caza furtiva. Por su parte, Ureña se muestra algo más reticente y manifiesta que, aunque hay vigilancia (sobre todo de los agentes de Medio Ambiente y Seprona), no es “toda la necesaria”.

Asimismo, el miembro de Ecologistas en Acción afirma que el furtivismo “está en toda la provincia por igual”. Sin embargo, recalca que hay zonas, como el Parque Natural de Andújar, cuyas fincas están muy vigiladas, donde hay menos furtivismo; y, por contra, otras como la Sierra Sur de Jaén, “que no tiene ninguna figura de protección y, por tanto, tiene menos vigilancia y más furtivismo”. “En general, donde hay más casos de caza furtiva es en la Sierra Sur de Jaén y la Sierra de Segura, Cazorla y Las Villas”.

Por otro lado, Esteban Ureña lamenta que, en la actualidad y a raíz de una gestión humana de los espacios naturales, “ni el ciervo, y casi ninguna especia, está naturalizada del todo en el territorio jiennense. Ni siquiera los animales tan salvajes como pueden ser los linces ibéricos”. Aunque, por ahora, la población de los venados se mantiene estable e, incluso, en auge en la provincia.

Detalles

ESPECIES . Algunas de las especies cinegéticas de la caza mayor son, curiosamente, no autóctonas. Tal y como recuerda Esteban Ureña, miembro de Ecologistas en Acción en Jaén, El gamo (norte de Europa) o el muflón (isla de Córcega) no son especies de origen jiennense. Expone que ambos animales se adaptaron bien al medio natural y al clima, pero no son originarias de la sierra andaluza, sino que se introdujeron en el ecosistema con fines cinegéticos.