“Disparé porque ellos querían mi sangre y estaba en pánico”

“El Lolo” alega que solo quería asustar y que no tenía intención de matar

13 feb 2019 / 12:08 H.

Manuel Antonio C. R., alias “El Lolo”, lleva en prisión preventiva desde el 2 de julio de 2017. Ese día, presuntamente, este vecino de Andújar efectuó cuatro disparos de escopeta contra un hombre, que era miembro de un clan rival y con el que había tenido una disputa unas horas antes. Le destrozó el brazo de un balazo. Otro de los proyectiles alcanzó a un hombre que pasaba por casualidad por la calle Párroco Celedonio Cózar Melero de la ciudad iliturgitana. Estaba en el lugar y en el momento equivocado. Sufrió graves heridas en el hígado, permaneció hospitalizado varias semanas y lo tuvieron que intervenir quirúrgicamente en tres ocasiones.

“Estaba en pánico, porque ellos venían a por mí. Querían la guerra y mi sangre”. Con ese dramatismo casi teatral, “El Lolo” relató al tribunal de la Audiencia su versión de los hechos. Cuando dice “ellos”, el acusado se refiere a miembros del clan rival con los que previamente se enfrentó. “Eran muchos y venían a por mí, con palos, con navajas, con barras de hierro. La calle donde vivo estaba llena de gente. Yo disparé para asustarlos. No tenía intención de tirar a matar”, repitió, una y otra vez, ante los magistrados de la Sección Tercera.

“El Lolo” admitió que, primero, efectuó dos disparos al aire y que, posteriormente, subió hacia el balcón de su casa para protegerse. Desde allí, apretó el gatillo de la escopeta en otras tres ocasiones: “No apunté a nadie. No calculé lo que hacía. De verdad que no quería matar a nadie. Solo asustarlos”, insistió. La Policía lo detuvo horas después, encaramado en el tejado de un edificio cercano a su vivienda. En otro lugar, había depositado el arma de fuego que, según dijo, la tenía guardada en su domicilio porque se la había encontrado “en el campo” unos meses antes. “Fuimos nosotros los que avisamos a la Comisaría hasta diez veces para que vinieran los agentes. No quería esconderme”, concluyó su declaración.

La versión del procesado comenzó a hacer aguas cuando declaró como testigo el viandante que resultó herido y que nada tenía que ver con los hechos: “Iba a ver a familiar y, al doblar la esquina, me disparó”, dijo, señalando al mismo tiempo a “El Lolo”, que lo miraba desde el banquillo de los acusados. “No había nadie más allí. Ni un alma. Solo él, que estaba en el balcón, y yo”.

Después llegó el turno del interrogatorio del segundo herido, el miembro del otro clan que recibió un proyectil en el brazo: “Pasé por allí porque iba a ver a mi madre, que vive en la zona. Cuando me vio, sacó la escopeta. No paró hasta que me dio”, explicó, de forma literal.

El episodio del tiroteo fue el último de una escalada de violencia entre las dos familias. Arrancó un par de días antes el 2 de julio de 2017. Fue entonces cuando, al parecer, “El Lolo” tuvo más que palabras con otro hombre perteneciente al clan rival. Fue en la piscina municipal y hubo navajas de por medio. Al día siguiente, y tras un cruce de denuncias, la Policía detuvo a Manuel Antonio C. R. acusado de intentar apuñalar a su rival. Por estos hechos, se siguen diligencias judiciales en una causa aparte. Horas después, el hombre quedó en libertad con cargos. Al regresar a su casa, se dio cuenta de que un miembro de la otra familia estaba en las inmediaciones de su domicilio. Fue, en ese momento, cuando se desencadenó el tiroteo. La Fiscalía asegura que el acusado tenía intención “de matar a su rival”. Una de las balas hizo blanco, pero no en su objetivo, sino en el otro hombre que pasaba por allí. Le atravesó el hígado. Después, ya desde el balcón, efectuó otros dos tiros más para intentar matar al hombre que tenía entre ceja y ceja. Esta vez sí que le dio. El primer disparo hizo diana en el brazo. La Fiscalía mantuvo su petición de 15 años de cárcel para “El Lolo” por un doble intento de homicidio y un delito de tenencia ilícita de armas.