“Cada vez que estoy en casa solo me dan ganas de llorar”

Desesperación de un vecino por las filtraciones en su vivienda

12 feb 2019 / 08:43 H.

En algunos momentos, Juan Francisco Castillo Úbeda, llena un cubo de agua cada hora. Se le filtra por las paredes de su vivienda, en el número 11 de Antonio Díaz. Sufre esta situación desde hace más de cinco años, después de que se construyeran unas viviendas y los desagües no se conectaran a la red general, si no a unos terrenos. Desde hace casi un mes, la asociación de vecinos del barrio denuncia que el olor que generan estas filtraciones son insoportables en todo el barrio y que, incluso, el reguero pestilente está detrás de un accidente de tráfico. El problema para esta parte de la capital tiene, en la vivienda de Castillo Úbeda, una de sus peores expresiones, ya que este “río”, que en ocasione es de aguas fecales, atraviesa su domicilio. “Tengo un cuarto lleno de fango. Allí dejó mi hijo las cosas y se están pudriendo”, sostiene. “Cada vez que estoy en mi casa y me siento, después de quitar agua, solo me dan ganas de llorar”, asegura desesperado este jiennense.

La casa de dos pisos, es el hogar de Juan Francisco Castillo, desde hace más de 20 años. “Me puse en contacto con el Ayuntamiento, el anterior alcalde, Fernández de Moya, me mandó a dos concejales, entre ellos el que ahora es alcalde, Javier Márquez, me dijeron que el problema era por un venero y ya nunca más se supo”, explica el vecino que hizo cuando comenzó a detectar el problema hace un lustro. “La calle no tiene tragonas, las madres comunes se rompen y cada vez que llueve nos pasamos horas recogiendo el agua que entra por el patio y sale por la calle. Tengo ambientadores por todos lados por el mal olor, hemos tenido que cerrar habitaciones porque se nos caen las paredes y cambiar la instalación eléctrica porque con la humedad se va la luz”, relató a este periódico a finales del año pasado, sin que haya habido cambios desde entonces.

La Concejalía de Mantenimiento Urbano, preguntada sobre la situación que se ha dado en el barrio con las filtraciones de aguas fecales, apuntó que se trata de un problema localizado en suelo privado, por lo que el margen de maniobra está muy limitado. Juan Francisco Castillo Úbeda conoce estas explicaciones, pero lamenta que no se tuviera en cuenta este hecho en el momento que se desviaron las canalizaciones de las viviendas a un solar. De no haber sido así, sostiene, no tendría que lamentar el “infierno” en el que se ha convertido estar en su propio hogar.