Hasta siempre López Eisman

El que fuera socio del Real Jaén y colaborador del periódico, además de director general de Educación de la Junta de Andalucía y concejal en Córdoba falleció esta semana, dejando consternada a la sociedad jiennense

17 nov 2019 / 14:03 H.

Sus amigos dicen que vivió por Jaén y para el Real Jaén. Juan Carlos López Eisman, licenciado en Filosofía y Letras, deja un sello imborrable en la sociedad jiennense. Socio de tribuna del conjunto blanco, lo seguía por todos los campos del territorio nacional. Además, con su pluma, dejó sello en sus semanales colaboraciones en Diario JAÉN, en los que analizaba la actualidad de la entidad. La sociedad jiennense lo mantendrá siempre en su memoria.

Sentía un cariño profundo por Jaén
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La inesperado y repentina muerte de Juan Carlos nos deja a todos los que lo queríamos, muchos y mucho, huérfanos de una persona entrañable y admirada. Han pasado apenas unas horas y el vacío que sentimos no para de crecer y hacerse más hondo. Si soy capaz de remontarme del trato diario, de su cariño cotidiano, de sus gestos tiernos, de su sonrisa, a veces con un punto de ironía, a veces abiertamente humana y comprensiva, si soy capaz de mirarlo a él por encima de todo esto, veo un filósofo de verdad, a veces epicúreo, capaz de disfrutar de los pequeños y sencillos gozos que nos ofrece la vida, pero casi siempre estoico por su visión ética y su serena aceptación de nuestro sino. Quienes hemos vivido cerca de él podemos dar testimonio de esta actitud vital suya, actitud que él mismo ha reflejado en los cientos de artículos publicados en prensa en los que analizaba cualquier aspecto, más concreto o más general, de nuestra vida. También esa actitud reflexiva ha impregnado las crónicas deportivo-filosóficas que durante años han visto la luz cada lunes en este su “JAÉN”. Un gol de penalti, los aplausos o los pitos de los aficionados, la reacción de nuestro Real Jaén ante un gol de los contrarios...le llevaba a pensar, hace unas pocas semanas, en ciertos personajes de novelas de Italo Calvino. O el partido jugado a finales de septiembre frente a El Palo, jugado con orden y serenidad por nuestro once, le trajo a la mente el verso de Vicente Aleixandre “Ah, cuánta paz, el sueño”. Para escribir estas crónicas veníamos cada quince días desde Córdoba al campo de la Victoria para ser testigos del partido, o nos desplazábamos al campo donde jugara nuestro Jaén. Luego venía redactarla, siempre con prisa para que estuviera el mismo domingo por la noche en la redacción del diario. No nos importaba, no le importaba volver a casa ya de madrugada, porque Juan Carlos siempre ha sentido por esta tierra suya, su Jaén, un cariño profundo y entrañable. Siempre aquí la noche de las lumbres, siempre aquí cada cinco de enero en la cabalgata de los Reyes Magos delante de “La Verdadera”. En la triste confusión en que estoy estos días, en la añoranza que voy a sentir por él ya siempre nunca olvidaré su risa de satisfacción cada vez que se agachaba, a sus setenta y tantos años, a recoger del suelo con precipitación un caramelo lanzado por Baltasar, el rey que cuando era pequeño traía los juguetes a su familia en el barrio de San Ildefonso. En esos ojos de sencilla alegría con los que me miraba, de júbilo por haber sido capaz, otro año más, de conseguir la recompensa de unos pocos caramelos, se dibujaba su carácter y su enorme cariño por Jaén. Después de la cabalgata la necesaria visita a la librería “Metrópolis”, en busca de algún nuevo libro con el que seguir aprendiendo... Nunca olvidaré esas noches con él y sus hermanos. Y ahora, ya sin él, me parece oír de su boca las palabras con las que terminaba una de sus últimas crónicas en este diario: “A ver, la vida”

Intelectual y cronista deportivo diferente
Carlos Sánchez, ex-presidente del real jaén |

Con suma sorpresa me llegó la noticia de la muerte de un buen amigo, Juan Carlos López Eisman. Siempre fui un admirador de sus comentarios en la columna “Punto de Vista”, que cada lunes publicaba en Diario JAÉN. Y se lo dije cuando lo conocí en persona hace unos años cuando, para escribir las crónicas del Real Jaén, acudía a la cabina que este periódico tiene asignada en el estadio de La Victoria. Desde ese momento mi relación, aunque quincenal, fue buena, y siempre comentábamos las aventuras y desventuras de nuestro Real Jaén. Aunque afincado en Córdoba, era de Jaén, y aficionado al club blanco. Se le notaba al escribir, no solo en sus comentarios semanales, sino cuando tuvo la oportunidad de escribir sus crónicas. Particularmente me gustaba como lo hacía. No eran crónicas rutinarias con minutos, jugadas y hechos que acontecían en el partido. Eran crónicas diferentes en las que, al igual que en sus columnas, aludía a frases destacadas de escritores, filósofos y literatos que venían como anillo al dedo sobre lo que se vislumbraba en torno al Real Jaén. La última el pasado lunes aludía a Wenceslao Fernández Flores, cuando lo relacionaba con los buenos resultados que los jienenses están cosechando en casa y no tanto fuera. A pesar de su gran talento intelectual con diversos cargos destacados, nunca hizo gala de ellos ante los demás, ni se comportó con prepotencia, exponiendo, por el contrario, una exquisita humildad. Gran persona, me otorgó su amistad, hecho que siempre agradecí. Como he dicho era de Jaén y luchó con todas sus fuerzas para que Jaén y su provincia, en el plano histórico y social, estuvieran presentes en Córdoba. Sufría como buen seguidor del Real Jaén con las derrotas o mal juego de su equipo, se alegraba, últimamente pocas veces, de los triunfos de los blancos. Cuando se sentaba junto al ordenador para escribir sus crónicas, lo hacía con halagos, con críticas, pero sobre todo con la sensibilidad de nunca hacer daño al equipo de sus amores. Su último comentario en Diario JAÉN ‘Frío, calor y demagogia’, exponía que en el plano institucional del club, no se debería actuar con demagogia. Se alegraba que no se hubiera apagado la luz que da vida al club jienense y, sin embargo, la que se apagó fue su vida, cuando menos se esperaba y de forma repentina. Se fue sin hacer ruido, como siempre actuó, al menos desde que yo tuve el honor de conocerlo y el placer de compartir con él, posiblemente poco tiempo, mucho menos del que yo hubiera deseado. La última vez que coincidimos fue en la ‘Gala Jienenses del Año’ de Diario Jaén, donde echamos una buena parrafada, hablando de ¿saben de qué?... como no podía ser de otra forma, del fracaso del Real Jaén y su incierto futuro. DEP, amigo Juan Carlos. Hasta siempre. Paz y bien.

He aprendido mucho con sus crónicas

El fútbol y la cultura nunca maridaron bien, todo lo contrario, se diría que se repelen al igual que el aceite con el agua, pero había o mejor dicho hay un Chef que supo conjugarlos a la perfección, por muy raro que les parezca. Lo hacía o lo hace como nadie, máxime si se adereza con unos buenos ingredientes de pura afición. Mezclar filosofía con alineaciones, literatura con estrategias e historia con tácticas futbolista solo lo ha hecho y lo hará el Profesor Juan Carlos López Eisman. Lo leía siempre, acudía pronto los lunes a las páginas deportivas del Diario Jaén para saber que opinaba del partido y a su vez del Club, y por qué no, también de mí. Confieso que he aprendido mucho leyéndolo y tomaba buenas notas de lo que decía. Lo conocí por primera vez en la presentación de una de sus obras y me impresionó como persona, como comunicador y como aficionado. Al margen de su educación y cultura era o es un serńcon mucha clase. Como siempre pasa en estos casos, esto te lo tenía que haber contado antes. La familia del fútbol y especialmente la de nuestro Real Jaén te debemos una y de las gordas. Buen viaje Maestro, descansa en paz.