Las elecciones generales agudizan la tensión territorial

    11 dic 2019 / 08:34 H.
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    Las elecciones generales del 12 de diciembre activaron la impredecible espita de las fricciones territoriales en Reino Unido, planteando a la ciudadanía un dilema de mayor calado constitucional que el monopolio del Brexit, ya que lo que está en juego es la continuidad misma de una unión con implicaciones sustancialmente más profundas que la establecida con el continente hace 46 años.

    La salida de la Unión Europea en el referéndum de 2016 inició el rompecabezas que atenaza la cohesión británica, con dos demarcaciones que habían replicado el veredicto general —Inglaterra y Gales—, frente a las dos que lo habían rechazado —Escocia e Irlanda del Norte—. El verdadero problema, sin embargo, vendría a continuación, en forma de una deriva política que durante tres años y medio actuó como el caldo de cultivo que exacerba las ansias soberanistas que en la actualidad agitan cimientos constitucionales de más de 300 años de historia.

    En Escocia, es de naturaleza endógena, auspiciado por un Partido Nacional Escocés que considera el Brexit un vuelco radical de circunstancias que justifica una nueva consulta de independencia. En Irlanda del Norte, por el contrario, el afán de unificación con la república vecina es paradójicamente alentado desde Londres, con una solución para el divorcio de la UE que acentúa las diferencias.

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