Trulli conquista su cuarta “pole” y Alonso sale en séptima posición
Toyota alargó una semana más la dictadura que han impuesto los modestos a las grandes escuderías, a las que tienen sometidas desde que arrancó el Mundial, primero con Brawn, posteriormente con Red Bull y, ahora, con la marca japonesa.
No entraban en ninguna quiniela. Ni en la de los más optimistas, hasta que se iniciaron los “tests” de Barcelona, Jerez e, incluso, Bahrein en febrero, y saltó la alarma de que los modestos también corrían, y mucho, pero aquellas intuiciones se debían refrendar en la pista y en competición. Un par de meses después, nadie duda de que el pastel del Mundial se ha ampliado a socios que antes jugaban el papel de comparsas.
McLaren empieza a asomar un poco, Ferrari parece que sale del letargo y Renault continúa confiando en que el mañana será mejor pero, mientras, los modestos no dejan ni las migas. Ayer Toyota logró la “pole position” con el veterano Jarno Trulli y el segundo mejor tiempo con el alemán Timo Glock, lo que deja una primera línea de parrilla nunca antes vista, con los dos coches japoneses al frente.
El redoble llegaría mañana si Toyota logra situar a alguno de sus dos pilotos en lo alto del cajón, algo que en las casi 130 carreras que ha disputado la escudería japonesa nunca ha conseguido, pero para ello deberían pasar muchas cosas, como que a los Brawn, delante también en la parrilla, se les hubiese acabado la punta de velocidad que han demostrado tanto en las series de clasificación como en las anteriores tres carreras.
Los grandes equipos desean como agua de mayo que llegue el GP de España, donde muchos de ellos implementarán sustanciales mejoras aerodinámicas en sus bólidos que los podrían situar en la misma línea competitiva en la que se encuentran Brawn y Red Bull, hasta la fecha los equipos que copan las victorias en el Mundial y que lideran las clasificaciones tanto de pilotos como de constructores.
Mientras la cita de Barcelona no llega, un selecto grupo de escuderías modestas están dando un vuelco al Mundial, en el que se teme que si los Ferrari o los McLaren, incluso los Renault, no están en lo alto se pueda perder cierto interés en la audiencia.
El caso es que, en Bahrein, el único piloto de los equipos grandes que ha dado señales de vida ha sido Lewis Hamilton (McLaren), que se ha colado en la quinta posición para la parrilla de salida, mientras que el español Fernando Alonso (Reanult) sale séptimo.
El dos veces campeón del mundo se encomienda hoy a su KERS para adelantar en el arranque antes de afrontar la curva a izquierdas en primera, frente a seis rivales entre los que sólo Hamilton montar el mismo sistema de recuperación de energía cinética. Esta es la baza más destacada con la que cuenta el asturiano para dar un golpe de autoridad en ese momento de la carrera y ponerse por delante de Trulli, Glock, Vettel o Button. Lejos de esta opción, a Alonso sólo le quedará que los de delante se apeen por errores o fallos mecánicos.
No obstante, el KERS también es un sistema que puede lastrar en las curvas a un Alonso que no parece muy convencido de las prestaciones que ofrece este avance tecnológico y que es de libre utilización esta temporada.
La carrera de hoy, bajo el temor de una tormenta de arena, como así han pronosticado los medios locales, cuenta con unas valores muy altos, como ha sucedido en los últimos días, que oscilan entre 36 y 38 grados centígrados de temperatura ambiente, aunque con una humedad muy baja, no superior al 15 por ciento.
En el Gran Premio de Bahrein, cuarta prueba del Mundial 2009 de Fórmula Uno, los pilotos tienen que dar 57 vueltas al trazado de Sakhir, con una longitud de 5,412 kilómetros.