El Real Jaén salva un empate por el escaso acierto del Melilla

Tres encuentros en siete días, con una prórroga entre medias y un viaje fatigoso, no dejan de ser una exigencia extrema para un equipo que está en construcción, que no tiene la condición física adecuada, que no funciona con la sincronía necesaria y que, además, tiene a los jugadores justos. Este es el Real Jaén actual, un conjunto que ofrece pinceladas interesantes, pero que queda muy lejos del que desea la afición e, incluso, el propio entrenador. Y es hasta lógico. El goteo con el que se ha confeccionado la plantilla obliga a pagar un peaje en forma de puntos, a la vez que requiere un tiempo para ajustar las piezas. Así camina este Real Jaén, con buen andar, pero sin una maquinaria. Le sucedió ayer. Comenzó bien, pero se diluyó con el paso de los minutos, cuando las fuerzas empezaron a abandonarlo. Hubo otro invitado que perjudicó más que benefició, el calor. Todo influyó para que el grupo hiciera una notable primera parte, sin estridencias, y una segunda, mucho peor, fruto del cansancio.
El único aliado del Real Jaén en este partido fue el escaso acierto del Melilla. Da la impresión de que no es el equipo imponente de otras temporadas en su estructura táctica, pero tiene empaque y recursos para crear peligro. Ayer fabricó cuatro oportunidades muy claras que no concretó por tener el punto de mira desviado y porque Tejera estuvo excelente. Hizo el guardameta un extraordinario trabajo, se mostró muy firme en sus intervenciones y salvó un par de balones de gol. Fue un acierto su vuelta a la titularidad —ya jugó en Copa en Badajoz— después de muchas suplencias. Desde este perfil, el empate fue un resultado apreciable. En ocasiones así se suma un punto en lugar de perder dos. Es preferible no perder cuando no se puede ganar, como sostienen algunos técnicos.
El Real Jaén también fabricó sus oportunidades, más elaboradas y brillantes que las del Melilla, pero también menos claras. Seguramente, Fran Machado tuvo la mejor, en una acción maravillosa del ataque jiennense. El Real Jaén movió con criterio el balón de un costado a otro hasta que encontró el centro al área. Lo hizo Diego Segura y no lo remató Fran Machado. Mereció ser gol por la ejecución, pero el jugador de Armilla no estuvo brillante. No hizo un buen partido. Le falta intensidad y nervio para ser titular en  este equipo. Ayer lo fue de manera sorprendente por el pensamiento original de Campos, aunque, en estas circunstancias, pesa más la escasez de jugadores que el planteamiento inicial.
La primera parte transcurrió con cierta igualdad. El tono tranquilo del arranque se transformó con el libre indirecto que el Melilla ejecutó pasada la media hora. Fue el estímulo que necesitó el Real Jaén para despertar y elaborar algunas combinaciones interesantes. Ni el propio césped le favorece al conjunto de Campos, porque le obliga a jugar en largo. El pase corto, los apoyos y el juego de toque no son posibles en un terreno impropio para practicar el fútbol. El balón siempre rueda con continuos botes que dificultan todas las acciones.  Aun así, el Real Jaén tiene buena pinta. Defiende un modelo que, si se extiende a tiempo, puede causar admiración. Como la desprendió Tejera en una gran intervención ante Guille Roldán. No hubo más en el primer tiempo. En el segundo, el Real Jaén inclinó más la rodilla. Apenas se le vio. Estaba cansado, sin fuerzas y acosado por un calor insoportable. Mantuvo el tipo como pudo, aunque hubo errores que pudieron desencadenar la derrota, como una cesión de Zurdo a Tejera que Chota no aprovechó. También lo intentó Carlos Ruiz, pero su disparo acabó en el palo. El gol merodeó en más de una ocasión. Por ello, más que perder dos, ayer el Real Jaén ganó un punto, el primero de la Liga.
José Eugenio Lara / Jaén