El Real Jaén despeja fantasmas y agarra el triunfo
José Eugenio Lara / Jaén
El Real Jaén respira tranquilo. Ayer consiguió una victoria balsámica que le ha permitido ganar en estima y confianza, en un encuentro extraño y de perfil plano. Íñigo Ros marcó el gol en la recta final del partido, el que significó el primer triunfo liguero. Al final, el Roquetas pudo empatar en una triple ocasión.
José Eugenio Lara / JaénEl Real Jaén respira tranquilo. Ayer consiguió una victoria balsámica que le ha permitido ganar en estima y confianza, en un encuentro extraño y de perfil plano. Íñigo Ros marcó el gol en la recta final del partido, el que significó el primer triunfo liguero. Al final, el Roquetas pudo empatar en una triple ocasión.
El Real Jaén acudió al debut en La Victoria con un traje sin definir y con muchas dudas sobre su rendimiento. Pese a que el campeonato acaba de comenzar, el partido representaba una reválida, sin exagerar. Y ese primer desafío se pasó sin nota, pero con orgullo. El gol de Íñigo Ros apacigua los ánimos y fortalece a una plantilla que se ha visto obligada a cambiar de registro cuando todo estaba encauzado en una clara dirección. Ese sufrimiento lo han vivido los profesionales y se ha dejado notar en su rendimiento. Por ello, el éxito de ayer tiene un efecto tranquilizador y, sobre todo, da tiempo a Álvaro Cervera a implantar su método de trabajo y su nuevo sistema de juego. Alvaro cometió errores en su debut, pero tuvo el acierto de corregirlos con el paso de los minutos. Apunta buenas maneras, principalmente porque busca soluciones cuando las cosas no van bien. Ayer movió al equipo, varió posiciones de los jugadores, dio libertad a los laterales y planteó cuestiones tácticas interesantes. Y el equipo encontró la victoria, porque, desde la banda, siempre tuvo un recurso al que agarrarse. Luego, ante los periodistas, el técnico tuvo un discurso coherente y autocrítico. Por encima de todo fue sincero.
El Real Jaén del primer tiempo fue un equipo bajo, indolente, pusilánime y sin nada que ofrecer. Mostró un perfil calamitoso. No tuvo criterio con el balón, defendió con muchas dudas, no dio dos pases seguidos, se bloqueó en el medio campo y nunca tuvo el control del juego. Horroroso. Dio la impresión de que el grupo quedó impactado con el espeluznante choque entre Espín y Miró y no reaccionó en todo el periodo. Fue mucho mejor el Roquetas, que no marcó porque se encontró con un Tejera ágil debajo de los palos y con una destreza impresionante a la hora de hacer frente a los delanteros, principalmente a Óscar, el atacante que más lo inquietó. Todo lo que hizo el portero tuvo sentido y valor. Dejó una buena estela.
Ese equipo indolente, poco agresivo y dubitativo en defensa cambió el traje de trabajo en el descanso. Fue pisar el campo y surgir un nuevo conjunto. Ganó en agresividad el Real Jaén, en claridad con la pelota en los pies y, sobre todo, en actitud. Por ello, en veinte minutos fue un ciclón. Acorraló al Roquetas en torno a su portería y fabricó excelentes oportunidades de gol. Mereció el tanto por juego, empuje y determinación. Si no llegó fue por falta de puntería o por mala suerte. Mientras tanto, pese a la superioridad, Álvaro no paró de modificar posiciones. De pronto Javi Moyano apareció por la izquierda, Calderón por la derecha o por el centro, Álex García por el costado o por el carril central. El Real Jaén fue como un carrusel por esa necesidad de marcar y anotarse el primer triunfo. En esa avalancha de ataque surgió un buen centro de Antonio Calderón que Toledo dejó a Íñigo Ros para que, cayéndose, batiera a Bernal. Fue el delirio. Al equipo de Álvaro Cervera le costó llevar el balón a la red, pero lo consiguió por su constancia y empeño. Pero el gol no acabó con el sufrimiento.
El Roquetas se rehízo en la recta final del encuentro y trató de neutralizar el tanto del capitán jiennense. Le quedaban pocos minutos, pero los suficientes para esparcir el suspense por el graderío. El tiempo de prolongación fue terrible. El Roquetas tuvo una triple ocasión para marcar. Pudo empatar. Primero, un delantero lanzó al palo, luego Tejera evitó el tanto en una fantástica intervención y, finalmente, Solabarrieta sacó la pelota debajo de la portería. Alguien cantó gol, pero, en esta ocasión, la suerte estuvo del lado jiennense. Así lo mereció. El Real Jaén agarró una victoria tranquilizadora que despeja los fantasmas y fortalece el estado de ánimo de un plantel hecho para ilusionar.